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«Internet está siendo arrinconada por las corporaciones» | Página12

Fuente original: “Internet está siendo arrinconada por las corporaci… | Página12

Sally Burch, una de las principales expertas latinoamericanas sobre democratización de las redes.
Burch fomenta regulaciones que garanticen acceso igualitario a una red a la que ve cada vez más amenazada por los monopolios. Desde hace décadas asiste como conferencista a cumbres internacionales sobre comunicación, de Pekín a Ginebra.

Nacida en Londres y radicada desde 1983 en Ecuador, país del que es ciudadana, Burch ha enfocado sus últimos trabajos en los riesgos que implica un comercio electrónico dominado por corporaciones, lanzadas a capturar datos personales con voracidad.

La prevención ante una regulación fallida del comercio digital era su objeto de interés en la pasada cumbre ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que se llevó a cabo en Buenos Aires, entre el 10 y el 13 de diciembre. Sin embargo, Burch, de 68 años y debidamente acreditada por la OMC, fue expulsada del país por el gobierno de Mauricio Macri bajo la acusación de que pretendía “generar esquemas de intimidación y caos”.

–Después de los escasos o nulos avances alcanzados en la cumbre de la OMC a la que se le impidió el ingreso , ¿cómo sigue la discusión en cuanto al comercio electrónico?

–En la cumbre se avanzó muy poco en todos los temas, ni siquiera salió una declaración. Me parece muy importante que una mayoría de países en desarrollo haya tenido una decisión firme de no abrir las negociaciones (sobre comercio electrónico), principalmente liderados por India y Sudáfrica, a los que se sumaron todos los países africanos menos Nigeria. Eso no quiere decir que el tema vaya a quedar descartado. Setenta países han firmado una declaración de que van a seguir trabajando en el tema, le llaman “comercio electrónico para el desarrollo”, como una vía de negociación paralela. Quieren regresar a la OMC en otra oportunidad con un acuerdo avanzado. Tratan de adelantar una posición para presentarla como un hecho consumado porque no se puede lograr con consenso. Invitan a discutir a los gobiernos pero, de lo poco acordado internacionalmente en el tema de Internet, hay un principio de que toda discusión debe ser multisectorial, con participación de la sociedad civil, y eso no lo estamos viendo.

–Usted trató de exponer en la cumbre de la OMC sobre los principales riesgos de un modelo de comercio electrónico bajo el patrón de los países centrales. ¿Cuáles serían las principales amenazas de ese modelo?

–Básicamente, el comercio electrónico existe, no necesita discutirse en la OMC para funcionar. Hay otras instancias multilaterales que ya lo han tratado. La firma electrónica ha sido discutida y hay acuerdos. Las grandes corporaciones, tipo Google, Microsoft, Facebook y Amazon, quieren tener acceso a todos los datos, algo que tiene enorme valor en el mundo, y no aceptan ninguna exigencia. Para los países en desarrollo, siempre ha sido fundamental que toda inversión tecnológica incluya transferencias para desarrollar capacidad propia. Eso estaría excluido. Rechazan toda obligación de almacenamiento local de datos o la apertura del código fuente de los programas y los algoritmos. Por un lado, quieren la transferencia libre de datos y, a la vez, se niegan a la transferencia de tecnología y a rendir cuentas. Si uno no sabe cómo funciona un algoritmo, no puede explicar sus resultados.

–Otro aspecto es que las empresas globales finalmente no tienen presencia física en los países en los que operan.

–La no presencia física de las empresas tiene impacto en cuestiones de impuestos, en los puestos de trabajo y también en el hecho de que los consumidores no tienen dónde acudir si sus derechos no son respetados; deben reclamar en otra jurisdicción. Hay voces que sí estuvieron presentes en la cumbre de Buenos Aires y lo pudieron expresar. Lo que necesitamos en los países en desarrollo es soberanía tecnológica. Frente a eso, se requiere regular y proteger a las pymes y a la industria nacional. Con lo que quieren firmar en la OMC, se estaría renunciando a todas esas posibilidades. Una mayoría de los países lo tiene claro.

–¿Cree que los gobiernos latinoamericanos son conscientes de los perjuicios?

–La Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú), la Argentina, Brasil y Uruguay están en el grupo que firmó la declaración de los 70 países; otros no lo hicieron, como Venezuela y Bolivia.

–¿Por qué países europeos desarrollados pero con economías medianas se pliegan a estrategias de potencias centrales?

–Estamos en una transición de producción y comercio de bienes y servicios físicos hacia los servicios digitales. Ello se presta a una mayor concentración y monopolización, lo que quiere decir que necesitamos más y no menos regulación. Las mayores transnacionales son de EE.UU., aunque China está entrando a competir con fuerza; tiene una política de ser número uno en inteligencia artificial para el año 2030. Es un objetivo declarado. Como Donald Trump está en una política unilateralista, pensando que en el mundo gana el más fuerte, EE.UU. ha bajado el impulso y ahora presionan más Europa, Japón, Australia y Nueva Zelanda. A mi modo de ver, entrando en una era de la inteligencia artificial, ni sé hasta dónde les conviene. Una nueva agenda significaría dejar de lado la agenda de desarrollo de Doha, que desde hace más de quince años se viene tratando de negociar. Mientras no se resuelvan agricultura, pesca y otros temas, no vamos a habilitar comercio electrónico. Es una ilusión creer que una pequeña empresa va a competir con gigantes cuyos países son inmunes a las leyes.

–La tecnología suele ir atada a un secretismo innovativo que sólo manejan los expertos. ¿Podría ocurrir que el halo “misterioso e inexorable” de la tecnología sea inmune a acuerdos transnacionales o leyes nacionales que traten de democratizar la tecnología?

–Es un factor grande porque el campo de acción de las corporaciones es transfronterizo. La Unión Europea tiene cierta fuerza y ha hecho acciones contra Google, pero una sentencia de un tribunal demora 5 o 6 años. Si Europa no puede controlarlo, qué vamos a hacer nosotros. ¿En qué medida un pequeño país puede aplicar una ley antimonopolio a Google o a Facebook? Por eso se necesitan regulaciones globales que se puedan sostener. Es complejo pero tiene que comenzar con la voluntad de los países. Unasur pudo haber hecho mucho, pero como está el bloque en este momento, no tiene ninguna capacidad. Argentina dice, por ejemplo, que se va a retirar de Unasur.

–Si hablamos de Google, debemos referirnos a su colaboración íntima con los servicios de Inteligencia de los países centrales, en especial la NSA y la CIA.

–En Estados Unidos, las filtraciones de WikiLeaks y de Edward Snowden demuestran que Google era casi parte del gobierno (de Barack Obama). Había una colaboración bastante estrecha. Cuando asumió Trump, había síntomas de cierto distanciamiento, pero hay intereses comunes que se mantienen. No duró mucho. Todos los países tienen que tener la capacidad de vigilar datos, muy pocos aplican seriamente derechos de privacidad. Cuando hablamos de privacidad nos referimos a lo que decimos, dónde estamos, qué comemos, qué compramos. Se nos viene una sociedad de vigilancia muy grave para la democracia. Google se lleva todos los datos y los explota como quiere, y recibimos a cambio tan sólo un servicio de buscador gratis. La otra opción es lo que están haciendo algunos países que dicen que los datos tienen que ser almacenados dentro de sus fronteras.

–Ello conlleva ciertos riesgos ante comportamientos autoritarios de gobiernos nacionales.

–Tiene también sus complicaciones. Si Brasil hubiera podido hacerlo, qué confianza tendrían hoy los brasileños en el gobierno de Michel Temer para manejar esos datos personales. Necesitamos un gran debate. El relator de libertad de expresión de Naciones Unidas está preparando un modelo de legislación que podría aplicarse tanto internacional como nacionalmente. Si cada uno trata de hacer lo suyo en un mundo sin fronteras, va a ser muy difícil. Por eso se necesita legislación homogénea. La gran confrontación es entre una propuesta de Internet ciudadana, que está siendo arrinconada por una corporativa y monopólica. Hay una disputa bastante desigual que no hay que abandonar.

–¿Qué derechos garantizaría la “Internet ciudadana”?

–Cuando surgió Internet, hace 30 años, creció con muchas iniciativas ciudadanas, académicas, de organizaciones sociales; grupos bastante descentralizados. Un desarrollo horizontal, no tan masivo como ahora, por supuesto. Siguen habiendo innovaciones. En varias ciudades, un grupo de gente creó una interface en Internet para que, quienes iban en su auto, compartieran el viaje. Ello tiene un impacto ecológico relacionado con otras políticas, como en San Francisco, donde quien viaje solo paga más peaje. Llega una gran empresa, ocupa ese espacio y se traduce en una de las más cotizadas en la Bolsa. Emplea choferes sin considerarlos trabajadores autónomos ni seguridad social. Se parte de una iniciativa ciudadana y se llega a una transnancional. Todo lo que sea una iniciativa ciudadana exitosa, es sacada del mapa o tragada. Es lo que ha hecho Microsoft, básicamente, que no ha creado nada.

–¿Qué visión tiene de las denuncias sobre posverdades o falsedades que llevan a países occidentales a amenazar con controlar contenidos de Internet y excluir a ciertos emisores? En Europa hay todo un tema con medios del Kremlin.

–Es muy problemático que con Internet y las redes sociales, la mentira se esparza tan rápidamente, lo que se convierte en verdad entre comillas. Hay que hacer algo que no es darle poder de censura a Google o Facebook sin ninguna transparencia, bajo ningún criterio legal o control ciudadano. Hay que buscar otra solución frente a eso. Segundo, es muy preocupante que una empresa como Google se arrogue la potestad de decidir qué encontramos en Internet y qué no. Varios medios alternativos vienen denunciando que Google ha cambiado sus algoritmos. Hay una docena de medios alternativos de EE.UU. que ya no aparecen en Google o aparecen en la página veinte del buscador. “Estamos priorizando medios serios”, dice Google. Hay medios comerciales masivos que no han sido muy serios y éticos en el manejo de la información. En cambio, a medios que han sido más serios y éticos pero disidentes en sus opiniones, se los considera no fiables. En cuanto a los medios rusos, ya es una cuestión geopolítica. Existen plataformas, buscadores y redes sociales alternativas. El problema es el poder de escala. El poder que tiene la ciudadanía es decir “me voy a otra parte”, y eso es importante para la propia democracia.

–¿Encuentra casos viables de buscadores alternativos?

–Hay buscadores más seguros que Google, como DuckDuckGo. Lo uso y por lo general me funciona. El problema con las redes es que la lógica de uso fortalece a los grandes, porque uno va donde están sus amigos, familiares y clientes. Si todos están en Facebook, aunque tengas otros más éticos, no logras competir. Si como usuarios comenzamos a hacer exigencias masivas de que tales cosas no son aceptables, van a tener cambiar, como ya lo ha hecho Facebook.

–¿Por ejemplo?

–Antes, sus opciones de privacidad partían de lo más abierto. Hubo tanto problema con eso, que por defecto garantiza la privacidad.

–Hasta hace poco, pese a sus grandes diferencias, gobiernos latinoamericanos han tratado de llevar a cabo políticas de comunicación anticoncentración y de fomento de voces alternativas, o al menos trataron de modificar el escenario afectando a actores consolidados para reemplazarlos por otros. No es mucho lo que ha quedado. ¿Qué falló?

–América latina realizó avances muy importantes hacia la democratización de la comunicación. Tímidos pero significativos. Por fin se ha reconocido que la comunicación popular comunitaria es un sector válido, con igualdad de derechos. En Europa, tiene mucha más fuerza de la comunicación pública, mientras que en América Latina, lo fuerte estaba en la comunicación privada. Argentina, Uruguay, Venezuela, Bolivia y Ecuador han reconocido el derecho a la comunicación comunitaria, lo que ha sido un ejemplo no sólo para la región sino para el mundo. Con los gobiernos más a la derecha que están entrando en algunos países de América Latina, lo primero que se atacó fue la comunicación. Es muy significativo, en el caso de Argentina, que uno de los primeros decretos de Mauricio Macri en diciembre de 2015 fue anular la ley de la Comunicaicón Audiovisual. La derecha tiene muy clara la importancia de la comunicación y su control; los sectores de izquierda y progresistas, no tanto. En Brasil y en Argentina, comenzaron haciendo alianzas con los grandes conglomerados. Lula (da Silva), con Globo; (Néstor) Kirchner, con Clarín; (Hugo) Chávez, con Cisneros. Sin embargo, fue en la casa de Cisneros donde se armó el golpe de 2002. (Rafael) Correa, en cambio, fue bastante frontal con la prensa desde que llegó a la Presidencia, pero hasta el último día no terminó de concretar la comunicación comunitaria. Ecuador reconoce el 34 por ciento de las frecuencias para los medios comunitarios; se abrió un concurso en 2016 y quedó congelado. Hay falta de comprensión del tema por parte de los sectores progresistas. Controlar la comunicación y democratizar la comunicación son dos cosas distintas. Ecuador creó medios públicos bastante afines al gobierno pero ello no dio resultado. Venezuela ha avanzado bastante en la creación y apoyo a los medios comunitarios, Bolivia también, y Argentina estaba avanzando bastante hasta que llegó el gobierno de Macri.

–A su vez, los gobiernos conservadores critican los armados oficialistas de sus antecesores, pero terminan reconstruyendo y tejiendo alianzas bajo otras formas pero bastante más poderosas.

–Tiene que ver con esa visión de que hay que controlar la comunicación, tener amigos, más que entender que hay que democratizar y dar la palabra a la ciudadanía. Hay un tema que es mundial. Estamos viviendo una crisis de sobrevivencia de la prensa escrita. Es la que siempre ha liderado la agenda, las opiniones, muy por encima de la televisión y la radio. Es una crisis muy grave para la democracia misma, que viene de antes de Internet y tiene que ver con el modelo de funcionamiento de la prensa. Ya no se necesita de los medios tradicionales para llegar a una audiencia masiva, porque Internet llega de un modo más directo y selectivo. El 70 por ciento de la publicidad en Internet está controlado por Google y Facebook, por lo que la publicidad en medios está cayendo cada año. Y ante este cambio, los medios alternativos sufren más. En una sociedad democrática, debemos buscar fuentes de información con cierta capacidad de independencia frente a sus fuentes de financiamiento. Cuál modelo será, hay que discutirlo. Hay propuestas. En EE.UU., cada ciudadano tiene una rebaja de impuestos que puede asignar al medio de comunicación que le guste siempre que sea no comercial. Hay medios en EE.UU. que logran sobrevivir, pero en América Latina es más difícil. Hay que encontrar el tipo de financiamiento público cuyo destino no lo define el gobierno de turno sino la ciudadanía.

–Una pregunta de larga data, que da lugar a debates interminables. ¿Cuánto influyen sistemas oligopólicos de medios en la opinión pública?

–¿Lo que dicen los medios influye fuertemente? Sí. Pero llega un momento en que la gente ya no cree en la prensa, e incluso se puede dar un escenario contraproducente. Toda la prensa está en contra de un candidato y la gente dice, “justamente, por eso voy a votar a ese candidato”. La comunicación no es un tubo por el que ingresa el mensaje de un lado y entra en la cabeza de la gente. Es un proceso mucho más complejo que tiene que ver con la elaboración de la información, la cultura y las influencias. Es cierto que se han dado casos en los que la ofensiva mediática ha sido muy contundente. Lo que me preocupa más que eso es cómo están funcionando las redes sociales que están influyendo de una manera nueva en la conciencia ciudadana. Las redes tienden a apelar a las emociones más que a los sentimientos. Los algoritmos de Facebook hacen que tú recibas un tipo de mensajes frente a los cuales ya has reaccionado. El mensaje del odio llega a quien lee mensajes de odio y eso lo exacerba. Y Facebook lo hace porque le da más rédito con los anuncios. Un modelo económico que está imponiéndose sobre la importancia de lo que es la ciudadanía.

–Pasó un mes desde que fue expulsada del país, un hecho inédito en su vida. ¿Quisiera dejarle un mensaje al gobierno de Mauricio Macri?

–Que es inaceptable que cualquier gobierno juzgue quién puede participar de una conferencia, no sólo permanecer en su país, sobre la base de si le gustan o no sus opiniones. Es inaceptable, gravísimo para el sistema multilateral. Quisiera agradecer a las personas e instituciones que nos han expresando su solidaridad, deplorando el caso.

@sebalacunza

La tentación del control absoluto | Medios y comuni… | Página12

Carlos Valle asegura que vivimos una inusitada concentración de poder que está determinando ciertas estructuras de la sociedad que limitan el desarrollo de una sociedad plural.

La sociedad tecnológica despersonaliza no porque exija sino porque ofrece dar exactamente aquellas cosas que tornan superfluas la creatividad humana.
Paul Tillich

Según Ignacio Ramonet, “el problema no está en decir que la televisión nos manipula; el problema está en saber cómo manipula; y esto no es tan evidente”. ¿Cuál es la gravitación que los medios de comunicación tienen en la vida de la sociedad y en las personas?

Vivimos una inusitada concentración de poder que está determinando ciertas estructuras de la sociedad que limitan el desarrollo de una sociedad plural. Esta concentración es una combinación de poder económico y de medios de comunicación. Así establecen, por ejemplo, sus propias reglas de juego sobre el llamado “libre flujo de la información”. Se ha dicho que la libertad de información requiere tres condiciones: la oportunidad de acceso a todo tipo de información, una diversidad de fuentes a las cuales acceder y un sistema que provea acceso a los medios para todos aquellos que deseen o necesiten comunicarse. Se da por sentado que una democracia goza, al menos, de la primera de las tres condiciones. Pero esto bien puede ser una ilusión. Porque esta primera condición está limitada por las restricciones que las grandes compañías imponen sobre las otras dos. Cada vez más los poderes económicos se van adueñando de medios de comunicación para controlar el entretenimiento y la información.  La constante que mueve a estos gigantes es obtener el máximo beneficio. Para lograrlo, todo lo demás se subordina a ese objetivo. Por lo tanto, lo mejor es no dejar ningún eslabón de la cadena suelto. De manera que el círculo de la producción de entretenimiento e información se sujete al objetivo económico que debe estar controlado en todas sus facetas.

El auge tecnológico ha permitido, además, el desarrollo de un sistema global de vigilancia, que ha llegado a ser uno de los temas claves de la comunicación internacional. Sus orígenes se remontan a los primeros años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y hoy, gracias al enorme desarrollo de la tecnología, una nueva teoría de la seguridad se ha puesto en marcha, del que nuestro país está asumiendo sin críticas. Es cierto que las fronteras geopolíticas han perdido su importancia para la seguridad nacional. Por ese motivo la noción de seguridad nacional se ha extendido del ámbito militar al comercial y penal, eliminando, peligrosamente, los ámbitos público y privado.

¿Cómo está afectado el libre compartir de la información, la soberanía de los países, el contacto directo entre diversos grupos de base en diferentes partes del mundo? ¿Quién se arrogará el derecho a entrometerse en el ámbito local, nacional y regional, y manejar la información a su antojo? ¿Cómo atenta contra los derechos humanos y la democracia participativa? Hay que indagar sobre el lugar que los seres humanos juegan en todo el desarrollo de la comunicación global. Porque, en última instancia, son las personas quienes resultan afectadas por las decisiones tomadas por países hegemónicos o grupos de poder en el ámbito global. Al mismo tiempo deberá tenerse en cuenta cómo las regulaciones en el ámbito internacional pueden afectar las posibilidades de una comunicación creativa y saludable. La mayoría de las estructuras comunicativas de muchas de nuestras sociedades responden a los grandes conglomerados económicos, ya sea porque son sus propietarios o sus sostenedores. De manera que los criterios de la información que proveen están sustentados en la preservación de la propiedad de esos medios y sus beneficios. ¿Cómo es posible entonces que el pueblo encuentre un lugar para expresar su voz en el nuevo escenario de la comunicación?

Para responder a estas preguntas habrá que pensar cómo se debería trabajar para estructurar una sociedad cuya autoridad esté al servicio de la gente y el poder se redistribuya a fin de que una verdadera participación dé lugar a una auténtica comunicación.

* Comunicador social. Ex presidente de la Asoc. Mundial para las Comunicaciones Cristianas.

A través de La tentación del control absoluto | Medios y comuni… | Página12

Web semántica: el resurgir de una vieja y brillante idea

La tecnología y el universo online están constantemente reinventándose. El terremoto digital se revoluciona a sí mismo varias veces al año. Sin embargo, las raíces de este mundo online e hiper-comunicado están en el pasado; y una serie de ideas recurrentes se repiten desde entonces. La web semántica es una de ellas. Así es como está ayudando a la inteligencia artificial y a los sistemas de control por voz.

El lenguaje, lo más natural posible

“La voz es natural, es nuestra forma de comunicarnos. La llevamos utilizando durante cientos de miles de años. Y ahora la estamos usando para cambiar la forma con la que intercambiamos información con las máquinas”.

Para Max Amordeluso, lead evangelist de Amazon, el futuro de la conversación con las máquinas pasa por conversar con ellas igual que lo hacemos con el resto de seres humanos. Es cierto que el producto más revolucionario de Amazon, Alexa, combina voz e inteligencia artificial para intentar (re) evolucionar la forma en que conversamos con nuestros dispositivos. Pero eso no le resta importancia a la afirmación de Amordeluso.

“El gran problema – continúa el ejecutivo de Amazon en una charla durante el 4YFN 2018 en Barcelona – es que a las máquinas no se les da bien la desambiguación”. Desde pequeños, los seres humanos (hispanohablantes) aprendemos que, si nuestros padres nos piden que compremos una barra, probablemente no se refieran a la del bar. O si nos dicen que le demos de comer al gato, lo más seguro es que no quieran que busquemos nada en el garaje (ni alimentemos a un madrileño). Usamos el contexto para concretar el significado de las palabras y no nos cuesta apenas esfuerzo.

Para las máquinas, sin embargo, es una tarea complicada. Si los sistemas de reconocimiento por voz tienen que aprender a comprender el llamado lenguaje natural, y, de hecho, ya lo están haciendo, necesitan procesar mucha más información que el significado de la palabra en el diccionario. Aquí es donde una ambiciosa idea caída en desuso está echándoles un cable a desarrolladores y programadores.

La web 3.0 que nunca llegó (o sí)

Corría el año 2001 cuando el padre de Internet, Tim Berners-Lee, junto a James Hendler y Ora Lassilla, bautizaba en la revista Scientific American la web semántica. Le ponía nombre así a una idea que llevaba años rondando por el mundo informático, tan antigua como las primeras propuestas de hipertextos desarrolladas en los años 40 del siglo XX, durante la segunda Guerra Mundial.

La web semántica, también conocida como web 3.0, reúne una serie de tecnologías para publicar datos legibles por aplicaciones informáticas, por máquinas. Estos datos incluyen datos semánticos y ontológicos que describen el contexto, el contenido y la relación entre los propios datos. El problema principal de esta idea es que, hoy por hoy, es imposible adaptar todo el contenido de Internet para que sea semántico. Además, el volumen de datos que se genera por cada documento online se dispara.

Así, la web semántica no terminó de ser todo lo disruptiva que se pretendía. Su nombre se perdió en las nieblas de la revolución digital. Y, sin embargo, las tecnologías semánticas están a la orden del día en los principales buscadores como Google, Bing o Baidu, las redes sociales, los sistemas de inteligencia artificial y análisis de datos como Watson (IBM) o, como hemos visto, las plataformas de control por voz, como Alexa, Cortana (Microsoft) o Siri (Apple).

El renacimiento de la web semántica

“Las buenas noticias son que hoy existen evidencias de que la web semántica está emergiendo de forma acelerada. Lejos de la idea ambiciosa de un principio, pero a través de pequeñas versiones de sí misma y de los asistentes inteligentes”, explica Peter Sweeney, fundador de la compañía de inteligencia artificial Primal, en un artículo publicado en Medium.

La clave está en la necesidad de que las máquinas entiendan el lenguaje natural. Es decir, que entiendan nuestras órdenes, aunque estén llenas de ambigüedades y estructuras coloquiales. Para ello es esencial el concepto de linked data o datos enlazados, una evolución más asequible de la web semántica. Esta tecnología se centra en crear bases de datos abiertas, distribuidas y descentralizadas interconectadas entre sí.

“Los datos enlazados abren la puerta a que las máquinas combinen información de formas muy complejas”, continúa Sweeney. A más información compleja, más contexto, más matices y mejor comprensión. Y así es como una idea caída en desuso ha impregnado la revolución de la inteligencia artificial y ha reforzado nuestra comunicación con las máquinas, ayudando a que estas entiendan, cada vez mejor, nuestro lenguaje imperfecto y ambiguo.

Hablando con la cafetera

Más y más personas conectadas y conversando a través de Internet y miles de millones de objetos haciendo lo mismo. Este es el presente de la red. En el futuro cercano, los números parece que no van a dejar de crecer. En este mundo de cantidades inimaginables de datos, la inteligencia artificial se hará cada vez más inteligente. Cuanta más información reciban las máquinas y sus algoritmos, más eficientes se volverán.

La web semántica o, mejor, las tecnologías derivadas de este concepto y las bases de datos enlazados ganarán fuerza. El volumen de linked data no ha dejado de aumentar en los últimos años: gigantes como Google o Facebook apuestan por las bases de datos semánticas para mejorar sus productos; y los asistentes inteligentes como Cortana, Siri, Google Now o Alexa han asumido los principios de la web semántica para aprender el lenguaje humano.

Además, parece que no hay vuelta a atrás. “Pensemos una cosa. Hoy por hoy, tenemos ya una generación completa de gente joven que está haciéndose mayor asumiendo que siempre van a poder hablar con sus dispositivos, hablar con su casa”, reflexiona Max Amoderluso, de Amazon. Quién sabe si llegará un día en que quien mejor nos sepa escuchar sea nuestra cafetera. ¿Nos acordaremos entonces de la web semántica?

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El poder de Google y Facebook. | Página12

Inteligencia colectiva y la “economía de la atención”
El poder de Google y Facebook.
Estas dos empresas globales que no existían hace dos décadas se cuentan hoy entre las más ricas y poderosas del mundo. La industria de los datos generaría una facturación cercana a los 250 mil millones de dólares en 2018.
Por Esteban Magnani

Es ya célebre la referencia de Karl Marx a la acumulación originaria, el período histórico que habría permitido reunir el capital inicial que, según algunas interpretaciones, echaría a rodar el capitalismo en su forma normal. El filósofo desarrolló particularmente cómo se cercaron campos antes comunales por parte de algunos pocos terratenientes, pero también menciona otras formas como el esclavismo o lo que hoy llamaríamos “extractivismo” de las colonias. Numerosos autores señalan que estos fenómenos en los que unos pocos se apropian de un recurso que antes era de todos lejos de ser una rareza, son más bien parte de los mecanismos habituales del sistema. Al aplicar esta mirada sobre la economía, los ejemplos son numerosos: apropiación de saberes medicinales ancestrales ahora patentados, sobreexplotación de los suelos que genera riquezas en el corto plazo y desertificación en el mediano, privatización de las mejores playas por cadenas hoteleras que disminuyen el interés por posadas cercanas.

Hay quienes ven una mecanismo más sutil y ligeramente diferente en el ámbito digital. Vínculos que antes funcionaban en el mundo analógico como la amistad o las preferencias musicales, al pasar al reino digital se transforman en datos, los cuáles, a su vez, se vuelven “monetizables”. Lo hacen de distintas maneras: por ejemplo, al conocer los vínculos e intereses de las personas, las redes sociales pueden vender publicidad dirigida. En lo que habitualmente se llama la “economía de la atención”, resulta fundamental la producción de contenidos que realizamos para mantener el interés de otros en las redes sociales, lo cuál, a su vez, les permite venderla a quienes pagan por colocar publicidad.

También se podría decir que todos trabajamos para Google al hacer búsquedas ya que de esta manera se acumula lo que algunos definen como “inteligencia colectiva” que permite ordenar el (casi) infinito material disponible en la red y jerarquizarlo de acuerdo a su relevancia. En un texto llamado El algoritmo PageRank de Google, el filósofo Matteo Pasquinelli, explica cómo esta fórmula matemática (de más de dos mil millones de líneas de código) es capaz de registrar las búsquedas que se hacen, segmentarlas, registrarlas y de esa manera aprovechar la inteligencia colectiva para una tarea titánica. El trabajo automatizado que hacían los buscadores anteriores resultaba tosco sin la colaboración (inconsciente en general) de los seres humanos. Según Pasquinelli, “Google es un aparato parasitario de captura de valor producido por la inteligencia social general” que luego se transforma en dinero por medio de la publicidad.

Son tan brutalmente eficientes estos nuevos mecanismos que empresas como Facebook y Google que no existían hace dos décadas se cuentan entre las más ricas y poderosas del mundo. Al registrar valores como la amistad o nuestros intereses, estas empresas transforman datos en dinero. Según pensadores como David Harvey, esta economía del conocimiento solo es posible gracias a la inversión en educación realizada por el Estado de Bienestar, el mismo que se recorta sistemáticamente en el mundo neoliberal.

En este contexto, ¿no deberían estas empresas invertir en mantener esa inteligencia colectiva que los nutre?
Impuesto al dato

En sus declaraciones de ingresos, Facebook calcula que un usuario de América del Norte reditúa unos 70 dólares anuales a la empresa, unas cinco veces lo que vale uno del tercer mundo, aunque ambas cifras vienen creciendo gracias al control cada vez mayor que, junto con Google, tienen sobre la publicidad online (si bien la torta publicitaria en el mundo crece, estas empresas están comiéndose una parte que antes llegaba a los medios locales). En un reciente artículo del New York Times “Es hora de gravar a las empresas por usar nuestros datos personales” de Saadia Madsbjerg, directora de la Rockefeller Foundation, se calculaba que la industria de los datos generaría facturaciones cercanas a los 250.000 millones de dólares en 2018; un impuesto de 0,8 por ciento generaría cerca de 2000 millones de dólares anuales. Según el artículo, paradójicamente, ese dinero podría usarse para mejorar la privacidad de los datos.

No se trata de un caso aislado. El creciente poder de los grandes jugadores de internet no solo en el mercado, sino también como herramientas políticas (no siempre controlables), levanta cada vez más voces para ejercer algún tipo de control. Google controla cinco de las más importantes plataformas de la web: búsqueda, video, mapas, navegador y sistema operativo de celulares. Hace algunos años, empresas como AT&T o Microsoft eran obligadas a dividirse o permitir mayor competencia; justamente estas intervenciones permitieron surgir a Google y Facebook. Por lo pronto, estas empresas invierten cada vez más en lobby y hay quienes ya las consideran incontrolables para el poder político.

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¿Cómo pudo Moscú «comprar» la multimillonaria industria electoral de EE.UU. por un puñado de rublos? – RT

Parece que los tecnólogos políticos rusos ya están «años luz» por delante de sus colegas estadounidenses si pudieron «comprar» a un presidente por el precio de una villa española, ironiza el escritor Robert Bridge.

Esta semana los «titanes de los medios sociales» explican a los senadores cómo ha logrado Rusia «comprar» las últimas elecciones presidenciales de EE.UU. a un precio «casi regalado», ironiza el escritor y periodista Robert Bridge en su columna para RT.

Los representantes de Facebook, Twitter y Google, que han sido citados al Congreso para responder a preguntas sobre la «injerencia rusa» en dichas elecciones, contestaron afirmativamente este martes a la pregunta sobre la existencia de dicha interferencia, y la condenaron. Sin embargo, Facebook cifró en un 0,004 % el porcentaje total de anuncios políticos provenientes de Rusia en el periodo electoral, mientras que YouTube, que pertenece a Google, habla de 1.100 videos y Twitter del 0,74 % de los tuits en ese periodo.

¿Los tecnólogos políticos rusos ya están años luz adelante?

«Parece que los tecnólogos políticos rusos ya están años luz delante de la manada de lobos en lo que se refiere al proceso electoral, que ―francamente hablando―, ha sido siempre un asunto sucio», escribe Bridge. Rusia, que recién hace poco se deshizo de las «telarañas del comunismo» creó «un juego de tronos democrático con una precisión tan impecable que ahora puede comprar a cualquier candidato político por el precio de un auto deportivo alemán o una villa española«, bromea.

«Los ejecutivos tendrán que explicar, con el semblante perfectamente serio, que las publicaciones respecto a las elecciones ‘vinculadas a Rusia’ (lo que sea que eso signifique) constan de menos del 1 % de las publicaciones», escribe el periodista, agregando que «es difícil comprender» cómo tal insignificante cantidad podría haber tenido «un impacto mínimo» en las elecciones de EE.UU., que es una industria de miles de millones de dólares que incluye numerosos eventos electorales por todo el país.

«La habilidad de Rusia para dirigir» las elecciones se vuelve aún más «fantástica», considerando que, según Facebook, más de la mitad de las publicaciones fueron hechas después de las elecciones, y un 25 % de las mismas nunca fueron mostradas a nadie, señala Bridge.

El efecto hipnótico de la ‘injerencia rusa’

Lo que el consejero general de Facebook, Colin Stretch, llama una «nueva amenaza» es en realidad la misma cantidad miserable» de publicaciones que se puede esperar de cualquier otro país, sea Lituania o Libia, por ejemplo, con la diferencia de que nadie investiga la ‘trama’ proveniente de tales países, lamenta el periodista.

Es que la frase «injerencia rusa» tiene «un efecto casi hipnótico haciendo que los neoconservadores estadounidenses quieran bombardear algo, lo que sea«, explica. Así que en los próximos días muchos de los políticos estadounidenses contemplarán este «show al estilo de McCarthy», determinados a aprender «cómo Rusia pudo servir como un «hacedor de reyes» en el sistema político de EE.UU.

Origen: ¿Cómo pudo Moscú «comprar» la multimillonaria industria electoral de EE.UU. por un puñado de rublos? – RT

Google y una red financiada por Soros se unen para controlar resultados en búsqueda de noticias – RT

El acuerdo, que creará un «banco de tiempo» de ingeniería y acceso gratuito a herramientas de supervisión social, busca lograr una «mejor verificación de datos» y «un mayor control de los hechos en todo el mundo».

[…] Anderson añadió que a través de asociaciones con organizaciones como la IFCN, se espera brindar a las personas una mejor comprensión de la información a la que están a punto de acceder mediante un clic en línea.

El acuerdo con Google News Lab, establecido por un año, también ofrecerá nuevos recursos para los verificadores de datos existentes, incluyendo un «banco de tiempo» de ingeniería y acceso gratuito a herramientas de supervisión social, verificación y visualización, informó por su parte el Instituto Poynter.

«En momentos de desinformación masiva en línea, necesitamos más y mejor verificación de datos. El apoyo de Google News Lab permitirá a la IFCN fomentar un mayor control de los hechos en todo el mundo, al tiempo que ayudará a mejorar los estándares y el impacto de las iniciativas existentes», dijo Alexios Mantzarlis, director de la IFCN en Poynter.

Origen: Google y una red financiada por Soros se unen para controlar resultados en búsqueda de noticias – RT

Tribunal de España ordena a Google retirar contenidos relacionados con referéndum catalán – RT

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha ordenado a la empresa Google eliminar todos los enlaces y aplicaciones que permitían la participación en el referéndum sobre la independencia.

Los empleados de la oficina de Google en Barcelona habrían sido retenidos durante unas horas por las autoridades, informa el canal de noticias 324 de la televisión pública catalana. Los tribunales han calculado que existen más de 140 páginas web relacionadas con la consulta prohibida y obligaron a retirarlas.

Un mandamiento especial se enfoca en la aplicación On Votar 1-Oct presentada el miércoles pasado en la cuenta de Twitter por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. La magistrada del TSJC Mercedes Armas ha exigido que la multinacional, con sede principal en Estados Unidos, elimine y bloquee esta aplicación.

Origen: Tribunal de España ordena a Google retirar contenidos relacionados con referéndum catalán – RT

El artículo original, en catalán, se encuentra en Google elimina l’app per saber on votar l’1-O per ordre del TSJC .

Uno de los primeros inversores de Google y Facebook: «Ahora me aterrorizan» – RT

[cita] «La tecnología nos afecta desde el momento en que nos despertamos hasta cuando nos dormimos», señala el inversor y agrega que aunque la comodidad de los teléfonos inteligentes «tiene muchos beneficios», las consecuencias imprevistas de los productos «bien intencionados se han convertido en una amenaza para la salud pública y para la democracia».

McNamee también explica que el mayor problema de Google y Facebook no son sus servicios básicos, sino el modelo de negocio, que se basa en la publicidad y la atención de la gente, conduciendo «a un ‘hackeo’ del cerebro aún más agresivo». Para obtener un beneficio, las empresas utilizan técnicas tomadas de la industria de los juegos de azar y mantienen atraídos a los usuarios, aprendiendo sobre ellos más y más, señala el cofundador de Elevation Partners.

«Facebook, Google y otras empresas explotan la naturaleza humana, creando comportamientos adictivos que obligan a los consumidores a comprobar nuevos mensajes, responder a notificaciones y buscar la validación de tecnologías cuyo único objetivo es generar beneficios para sus propietarios», señala McNamee.

Como resultado, gracias a sus tecnologías las grandes compañías de Internet saben más de nosotros que nosotros mismos. Esto «les da un enorme poder para influir» en nuestras vidas y para persuadirnos a «hacer cosas que sirvan a sus intereses económicos», subraya el inversor. [fin de cita]

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Nuevo algoritmo de Google: Censor de sitios alternativos. Por Andre Damon y Niles Niemuth | La pupila insomne

[cita] En los tres meses desde que Google implementara los cambios en su buscador, menos gente ha accedido a sitios de noticias de izquierdas o que se oponen a la guerra. En base a información disponible en Alexa analíticas, otros sitios que han experimentado drásticas caídas en el posicionamiento incluyen a WikiLeaks, Alternet, Counterpunch, Global Research, Consortium News y Truthout. Incluso grupos prominentes de los derechos democráticos como American Civil Liberties Union y Amnesty International parecen haber sido afectados.

Según Google Trends, el término “noticia falsa” casi se cuadruplicó en popularidad a principios de noviembre, en torno a la época de las elecciones estadounidenses, cuando los demócratas, medios del establishment y agencias de inteligencia intentaron achacar a la “información falsa” la victoria electoral de Donald Trump sobre Hillary Clinton.

[…] “Estas acciones por parte de Google constituyen una censura política y son un ataque descarado a la libertad de expresión”, dijo North. “En momentos en los que es generalizada la desconfianza pública hacia los medios del establishment, este gigante corporativo está explotando su posición monopolística para restringir el acceso público a un amplio espectro de noticias y análisis críticos”. [fin de cita]

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Adobe matará Flash para el año 2020

[cita] Gnu/Linux mantiene y fomenta las tecnologías libres y el Código Libre. Sin embargo, durante un tiempo, el software privativo era una necesidad para muchas personas. Un claro ejemplo de software privativo necesario es Flash, la tecnología para páginas web de Adobe que necesitamos para navegar por Internet.

Hace unas horas, Adobe ha informado que el año 2020 será el final de esta tecnología. Para lo cual está trabajando con diversas empresas para favorecer a otras tecnologías que suplen el funcionamiento y la utilidad de Adobe Flash. [fin de cita]

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