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Ideología reversa | Página12

Fuente original: Ideología reversa | Página12

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Cada vez que los líderes del tercer mundo se propusieron nacionalizar los recursos naturales de sus países, se los acusó de “vende patrias” y de pretender “introducir ideas foráneas”, como si existiese alguna idea que no tuviese algo de foráneo.

Las dos acusaciones han sido, por generaciones, dos clásicos de la cultura popular cuyos orígenes no son difíciles de rastrear siguiendo los rastros del interés económico internacional. Cuatro casos archiconocidos fueron cuatro presidentes electos democráticamente y depuestos por similares golpes militares precedidos por similares estrategias de desestabilización y seguidos de similares dictaduras: Jacobo Arbenz, cuando intentó nacionalizar una pequeña fracción de tierras en Guatemala en manos de la United Fruit Company; Mohammad Mossadegh, cuando intentó cumplir su promesa electoral de nacionalizar el petróleo en manos de British Petroleum en Irán; Patrice Lumumba, cuando intentó conservar los recursos minerales de Katanga en el Congo en manos de las empresas belgas; y Salvador Allende, cuando intentó nacionalizar el cobre y la banca en Chile en manos de empresas estadounidenses (algunas de estas terribles políticas, como la redistribución de tierras, ya habían comenzado con el presidente anterior, el conservador moderado y rival de Allende, Eduardo Frei Montalva).

Otros ejemplos abundan, pero casi todos hundidos en el generoso olvido de los pueblos. Todos fueron acusados, por las potencias coloniales de su momento, de querer entregar sus países al poder extranjero y de promover ideas extranjeras. Como solución a sus planes de nacionalización, primero la propaganda y luego las armas lograron devolver los recursos nacionales a manos de empresas privadas extranjeras con la obvia asistencia de gobiernos extranjeros que en todos los casos, y de forma documentada, actuaron como extensión de los negocios privados en nombre del interés general.

Esta operación de subasta de países se llevó a cabo o se consolidó con la imposición de “ideas extranjeras”, para nada espontaneas ni producto de ningún debate democrático, sino como parte de un plan deliberado por parte de las potencias extranjeras.

Por ejemplo, cuando en los años 50s se hizo evidente el sostenido crecimiento de la izquierda en Chile, se comenzó el envío de estudiantes de Economía de la Pontificia Universidad Católica de Chile a/y desde la Universidad de Chicago. No a cualquier departamento sino a estudiar bajo el directo tutelaje de Milton Friedman y Arnold Harberger, los ideólogos de la reacción contra la corriente iniciada por el cuatro veces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, por la cual la superpotencia volvió, por unas décadas, a políticas sociales (New Deal, Nuevo Acuerdo). En 1958 Jorge Alessandri le había ganado a Allende por una mínima diferencia de votos y en 1964 la CIA financió exitosamente la campaña electoral de Frei contra Allende. En 1970 el dinero no fue tan efectivo y Allende terminó ganándole a Jorge Alessandri, por lo cual la MIMO (Mafia Internacional de Millonarios Organizados) recurrió al mismo Plan B de todos los casos anteriores: golpe de Estado y dictadura militar para “salvar al país” de alguna amenaza de moda contra la libertad.

Gracias a esta dictadura y a otras en América Latina, los Chicago Boys, los economistas entrenados en la ideología de Friedman, tuvieron carta libre para actuar en Chile y en otros países. Este grupo, sus ideólogos y sus apologistas, centraron y centran hoy sus elogios en la idea de que son ellos quienes han promovido el “libre mercado” y las “libertades individuales”.

Ambos, libre mercado y libertades individuales son ideas muy nobles y positivas. Si no fuese por la hipocresía con la que se las ha aplicado sistemáticamente. No hubo y nunca habrá libre mercado bajo el tutelaje neocolonial y neo imperialista sino lo contrario. Mucho menos hubo libertades individuales, ya que estas políticas necesitaron múltiples dictaduras militares primero y más tarde dictaduras bancarias sobre países arruinados y endeudados por las dictaduras anteriores. El libre mercado y las libertades individuales significaron, bajo estas políticas, libertad de algunos mercados para imponer sus condiciones e intereses sobre otros, y libertad de algunos, de unos pocos individuos para decidir sobre otros individuos, sin excepciones una abrumadora mayoría. Este discurso, esta efectiva manipulación ideoléxica, es semejante al mito que celebra la independencia de Texas de México aduciendo que fue para gozar de “mayores libertades políticas” sin aclarar que se trataba de “mayores libertades de unos a esclavizar a otros”, ya que el gobierno mexicano había regalado tierra a los inmigrantes anglosajones sin haber legalizado la esclavitud, verdadera fuente del “milagro económico” del sur estadounidense.

Pinochet no solo no fue acosado económicamente por Nixon, como lo fuera Allende, sino que además recibió todos los beneficios posibles (morales, ideológicos, militares y económicos) de la superpotencia. Pese a todo, la pobreza y el desempleo no solo continuó creciendo en el llamado “Milagro económico chileno” (mito propagado y diseminado por la poderosa ultraconservadora Heritage Foundation, fundada por Paul Weyrich, Edwin Feulner y Joseph Coors) sino que además, en los 80s, el país se sumergió en una dolorosa crisis económica que ocurrió simultáneamente en otras dictaduras menos exitosas del continente.

Quienes entregaron al país y sus recursos naturales tan codiciados por las exitosas compañías occidentales a fuerza de una dictadura sangrienta, no se los llamó “vende patrias” sino “salvadores de la libertad”. Las ideas indoctrinadas como un dogma incuestionable (cuestionado en todas las universidades de Estados Unidos, menos en el departamento de Friedman) por una simple decisión estratégica de las agencias de Estados Unidos, no se las llamó “ideas extranjeras”.

Fue una operación perfecta, o casi perfecta. Otro típico caso de “ideología reversa”. La mafia neoliberal (a través de sus voceros más pobres, es decir fanáticos) se encargó siempre de acusar a cualquier grupo universitario o de activistas sociales o de intelectuales críticos de practicar las ideas del teórico marxista italiano Antonio Gramsci. Sin embargo, si bien la izquierda tradicional fue gramsciana por su análisis de la realidad y por su natural resistencia crítica al poder (que se expresa y consolida por el sentido común prefabricado), la derecha internacional fue siempre gramsciana en la aplicación del poder a través de las ideas colonizadas.

Se puede ocupar un país, se puede imponerle un gobierno títere por un tiempo limitado, pero si el objetivo es permanecer, la única forma posible es colonizar las ideas de un pueblo hasta inocularlas con un interés parasitario que con el tiempo terminarán adoptando como propias. Tan propias que cualquier cosa que suene diferente, como la recuperación soberana de sus recursos, será aplastada con calificativos como “ideas foráneas” –y sus propulsores “vende patrias”.

Pero a toda esta ingeniería de las ideas que define nuestro mundo hay que sumarle un aliado fundamental: ese miedo que es parte de la condición humana, ese miedo de un mendigo que es capaz de matar y morir por conservar las pocas pero sonantes monedas que le tiró un buen señor a la salida de la iglesia y que le costó todo el día ganar.

El 19 de mayo de 2019, en Morehouse College de Atlanta, el multimillonario invitado a dar el típico discurso moralizador de graduados, Robert F. Smith prometió pagar la deuda de los estudiantes por haber estudiado. La audiencia estalló en llanto. Un gesto noble, sin dudas. Con sus viejas trampas, por lo expuesto desde hace veinte años…

Golpe de Venezuela vinculado al equipo de Bush | The Guardian

Fuente original en inglés: Venezuela coup linked to Bush team | World news | The Guardian

Especialistas en las «guerras sucias» de los años ochenta alentaron a los conspiradores que intentaron derrocar al presidente Chávez.

Ed Vulliamy en Nueva York

21 de Abril de 2002
El fallido golpe de Estado en Venezuela estuvo estrechamente vinculado a altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, según ha establecido The Observer. Tienen largas historias en las «guerras sucias» de la década de 1980 y vínculos con escuadrones de la muerte que trabajan en América Central en ese momento.

La participación de Washington en los turbulentos eventos que eliminaron brevemente al líder izquierdista Hugo Chávez del poder el fin de semana pasado resucita los temores sobre las ambiciones estadounidenses en el hemisferio.

También profundiza las dudas sobre la política en la región hecha por personas designadas para el gobierno de Bush, quienes deben su carrera al servicio en las guerras sucias del presidente Reagan.

Uno de ellos, Elliot Abrams, quien asintió con la cabeza ante el intento de golpe de Estado venezolano, tiene una condena por engañar al Congreso por el infame caso Contra-Irán.

El gobierno de Bush ha tratado de distanciarse del golpe. Inmediatamente respaldó al nuevo gobierno del empresario Pedro Carmona. Pero el golpe fue enviado dramáticamente en reversa después de 48 horas.

Ahora, los funcionarios de la Organización de los Estados Americanos y otras fuentes diplomáticas, hablando con The Observer, afirman que la administración de los EE. UU. no solo sabía que el golpe estaba a punto de ocurrir, sino que lo había sancionado, presumiendo que estaba destinado al éxito.

Las visitas de los venezolanos que planeaban un golpe de estado, incluido el propio Carmona, comenzaron, dicen las fuentes, «hace varios meses», y continuaron hasta semanas antes del golpe el fin de semana. Los visitantes fueron recibidos en la Casa Blanca por el hombre que el presidente George Bush le encargó que fuera su creador de políticas clave para América Latina, Otto Reich.

Reich es un cubano-estadounidense de derechas que, bajo Reagan, dirigía la Oficina de Diplomacia Pública. Informó en teoría al Departamento de Estado, pero las investigaciones del Congreso demostraron a Reich informar directamente al Asistente de Seguridad Nacional de Reagan, el coronel Oliver North, en la Casa Blanca.

North fue declarado culpable y avergonzado por su papel en Irán-Contra, por el cual las armas compradas por las sanciones estadounidenses impuestas a Irán fueron vendidas a la guerrilla de la Contra y a los escuadrones de la muerte, en revuelta contra el gobierno marxista en Nicaragua.

Reich también tiene estrechos vínculos con Venezuela, habiendo sido nombrado embajador en Caracas en 1986. Su nombramiento fue impugnado tanto por los demócratas en Washington como por los líderes políticos en el país latinoamericano. Las objeciones se anularon cuando Venezuela buscó acceder al mercado petrolero estadounidense.

Según fuentes de la OEA, Reich ha tenido «varias reuniones con Carmona y otros líderes del golpe de Estado» durante varios meses. El golpe se discutió con cierto detalle, hasta el momento y las posibilidades de éxito, que se consideraron excelentes.

El día en que Carmona se hizo con el poder, Reich convocó a embajadores de América Latina y el Caribe en su oficina. Dijo que la destitución de Chávez no fue una ruptura del gobierno democrático, ya que había renunciado y era «responsable de su destino». Dijo que Estados Unidos apoyaría al gobierno de Carmona.

Pero la figura crucial en torno al golpe fue Abrams, quien opera en la Casa Blanca como director principal del Consejo de Seguridad Nacional para la «democracia, los derechos humanos y las operaciones internacionales». Fue un destacado teórico de la escuela conocida como ‘Hemisferismo’, que le dio prioridad a la lucha contra el marxismo en las Américas.

Condujo el golpe de estado en Chile en 1973 y patrocinó regímenes y escuadrones de la muerte que lo siguieron en Argentina, El Salvador, Honduras, Guatemala y otros lugares. Durante el alboroto de los Contras en Nicaragua, trabajó directamente con North.

Las investigaciones del Congreso encontraron que Abrams había conseguido fondos ilegales para la rebelión. Condenado por retener información de la investigación, George Bush lo indultó.

Un tercer miembro del triángulo latinoamericano en la formulación de políticas de Estados Unidos es John Negroponte, ahora embajador ante las Naciones Unidas. Fue embajador de Reagan en Honduras desde 1981 hasta 1985, cuando un escuadrón de la muerte formado por los Estados Unidos, el Batallón 3-16, torturó y asesinó a decenas de activistas. Una fuente diplomática dijo que Negroponte había sido «informado de que podría haber algún movimiento en la Venezuela de Chávez» a principios de año.

Más de 100 personas murieron en eventos antes y después del golpe. En Caracas, el viernes, un juez militar confinó a cinco oficiales de alto rango al arresto domiciliario indefinido en espera de los cargos formales de rebelión.

El ideólogo principal de Chávez, Guillermo García Ponce, director del Comando Político Revolucionario, dijo que los generales disidentes, los medios locales y los grupos anti-Chávez en los Estados Unidos habían planeado la destitución del presidente.

«Los sectores más reaccionarios en los Estados Unidos también estaban implicados en la conspiración», dijo.

Un desastre para Brasil: Noam Chomsky sobre el nuevo presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsonaro | Democracy Now!

Fuente original en inglés: A Disaster for Brazil: Noam Chomsky on Brazil’s New Far-Right President Jair Bolsonaro | Democracy Now!

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31 de diciembre de 2018
Noam Chomsky
Disidente político, lingüista y autor de renombre mundial. Es profesor laureado en el Departamento de Lingüística de la Universidad de Arizona y profesor emérito en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde enseñó durante más de 50 años.

Mientras el presidente electo de Brasil, Jair Bolsonaro, se prepara para asumir el cargo el martes, retomamos nuestra conversación con el disidente, lingüista y escritor de renombre mundial Noam Chomsky poco después de la elección. La inminente presidencia de Bolsonaro marca el cambio político más radical de Brasil desde que terminó el gobierno militar hace más de 30 años. Bolsonaro es un ex oficial del Ejército que ha elogiado a la antigua dictadura militar de Brasil, se pronunció a favor de la tortura y amenazó con destruir, encarcelar o desterrar a sus opositores políticos. Bolsonaro también alentó a la policía a matar a presuntos traficantes de drogas, y una vez le dijo a una legisladora que era demasiado fea para violarla. Noam Chomsky llama a Bolsonaro un «desastre para Brasil».
Transcripción
Esta es una transcripción urgente. Copia no puede estar en su forma final.

AMY GOODMAN: Hoy pasamos la hora con Noam Chomsky, el profesor, lingüista y disidente de renombre mundial. Nermeen Shaikh de Democracy Now! y yo recientemente hablamos con Chomsky en Tucson, Arizona, donde ahora enseña en la Universidad de Arizona. También es profesor emérito en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, donde ha enseñado durante más de medio siglo. Comencé preguntándole al profesor Chomsky sobre el reciente elogio del asesor de seguridad nacional, John Bolton, al nuevo presidente de extrema derecha de Brasil, Jair Bolsanaro, un ex capitán del Ejército que ha abrazado la ex dictadura militar de Brasil y tiene antecedentes de hacer comentarios racistas, misóginos y homófobos. .

NOAM CHOMSKY: Bueno, es completamente natural que Bolton dé la bienvenida a Bolsonaro. Bolsonaro es definitivamente su tipo de hombre. Es vicioso, brutal, un fuerte, entusiasta partidario de la tortura. Fue un poco crítico con la dictadura militar, porque no mató a suficientes personas. Pensó que debería haber matado a 30,000 personas, como la dictadura argentina, que fue la peor de las dictaduras respaldadas por Estados Unidos en América Latina. Quiere que el país esté abierto a los inversionistas y convertir a Brasil en una especie de caricatura de un país. Esto incluye abrir el Amazonas a sus partidarios de la agroindustria. Es un golpe serio, si no es una sentencia de muerte para la especie. Significa genocidio virtual para la población indígena. Según Bolsonaro, no merecen un centímetro cuadrado. Pero, en general, el tipo de persona que Bolton admiraría grandemente.

NERMEEN SHAIKH: Entre los ministros del gabinete que Bolsonaro probablemente nombrará está Paulo Guedes. ¿Podrías decir algo sobre sus antecedentes? Él será el principal asesor financiero de Bolsonaro, el jefe del llamado super ministerio que combina los ministerios actuales de planificación, finanzas y la industria. ¿Cuál es el fondo de esta persona?

NOAM CHOMSKY: Bueno, Guedes es un economista de ultraderecha de Chicago. Ha pasado un tiempo en el Chile de Pinochet. Ha sido muy franco y abierto en entrevistas en la prensa brasileña sobre sus planes. Es muy simple: como él lo expresa, privatice todo: todo, infraestructura, cualquier cosa que se pueda imaginar. La razón, el motivo, es pagar la deuda que es propiedad de las instituciones financieras depredadoras que han estado robando a un país ciego. Esto regalará los recursos del país para el futuro. Y como mencioné, una parte de él es el programa favorito de Bolsonaro de abrir el Amazonas a la agroindustria. Entonces, él es exactamente el tipo de persona que logró que la economía de Chile se convirtiera en un desastre en unos pocos años.

Rara vez se recuerda que cuando los chicos de Chicago tomaron la economía de Pinochet, tenían todas las ventajas posibles. No podría haber ninguna disidencia. Las cámaras de tortura se encargaron de eso. Tenían el consejo de las principales estrellas de la economía de Chicago, el sistema económico de derecha. Fueron lo suficientemente inteligentes como para no privatizar lo principal, una de las principales bases de la economía chilena, la corporación de cobre altamente eficiente y nacionalizada, la más grande del mundo, Codelco. Así que realmente tenían todas las ventajas posibles. En unos cinco años, habían creado tal desastre económico, que el estado tuvo que hacerse cargo de la economía. La gente, en broma, solía llamarlo el camino de Chicago al socialismo. Han dejado un residuo que es bastante amargo. El sistema de pensiones no funciona. El sistema educativo se ha derrumbado.

Entonces, este es el hombre que es uno de sus grandes admiradores, ahora se está apoderando de la economía brasileña. Y será un apogeo para los inversores. El mercado de valores lo ama. Piensan que podrán robar libremente. Brasil tiene una enorme riqueza y recursos, que están encantados de tener en sus manos. Para el futuro de Brasil, es un desastre, creo; Para la región, bastante perjudicial. Una de las cosas que Guedes ya ha dicho es que pueden sacar a Brasil del Mercosur, el sistema de comercio sudamericano que se había establecido y, de hecho, Lula había impulsado. Y para el mundo, también será un desastre potencial. Destrucción: si proceden a destruir el Amazonas, eso es un ataque muy serio al medio ambiente.

Pero, de nuevo, eso está en línea con Bolton, Trump, exactamente lo que están haciendo aquí. Su contraparte es abrir recientemente grandes áreas de Occidente para una mayor explotación de los combustibles fósiles y acelerar la carrera hacia el desastre, que no está muy lejos. Entonces, una vez más, dos guisantes en una vaina, deberían llevarse bien uno con el otro.

AMY GOODMAN: Durante una entrevista con un programa de televisión brasileño en 1999, Jair Bolsonaro dijo: “A través de la votación, no cambiará nada en este país, nada, ¡absolutamente nada! Desafortunadamente, solo cambiará cuando, un día, comencemos una guerra civil aquí y hagamos el trabajo que el régimen militar no hizo. Matar a unos 30,000, comenzando con FHC [el entonces presidente Fernando Henrique Cardoso], sin echarlos, ¡matar! Si alguna persona inocente va a morir, está bien, en cualquier guerra mueren inocentes ”. Esa es una cita de Bolsonaro de hace 20 años, pero también es la descripción de lo que es conocido en Brasil en este momento. Durante décadas, ha elogiado abiertamente la antigua dictadura militar del país, una vez diciendo que la dictadura debería haber matado a 30,000 personas más, como acabamos de escuchar. También tiene una historia de hacer comentarios racistas, misóginos, homofóbicos; Ha hablado a favor de la tortura; amenazó con destruir, encarcelar o desterrar a sus oponentes políticos; ha alentado a la policía a matar a presuntos traficantes de drogas; una vez le dijo a una legisladora que era demasiado fea para violarla. También dijo que preferiría escuchar que su hijo murió en un accidente automovilístico en lugar de saber que su hijo es gay. Hace poco usted estuvo en Brasil, donde también visitó a Lula en la cárcel, una de las pocas personas que ha podido hacer eso, personas de alto perfil, y tambien hablar de ello con la prensa después. Hable acerca de quién es exactamente Bolsonaro, ¿tiene miedo de que el país descienda a una dictadura militar y de cómo se encuentra Lula en todo esto hoy?

NOAM CHOMSKY: Bueno, empecemos con Lula. Ha habido lo que a menudo se llama golpe suave, largo, lento, de derecha. Un paso fue impugnar a la presidenta, Dilma Rousseff en 2013. Un parlamento de ladrones la acusó de cargos irrisorios. El voto más dramático para el juicio político fue, de hecho, el de Bolsonaro. Cuando votó por el juicio político, dedicó su voto al torturador jefe del régimen militar, que de hecho había sido el responsable de la tortura de la propia Dilma Rousseff. Así que esa fue su dedicación cuando votó por el ridículo juicio político. Es un competidor para uno de sus momentos más viles. Hay mucha competencia.

El siguiente paso fue asegurar que Lula fuera puesta fuera de servicio. Era, por lejos, la figura política más popular de Brasil, por lo que, para llevarse a cabo el golpe de estado de derecha, era necesario deshacerse de él. Fue enviado a prisión por 12 años, prácticamente una cadena perpetua, aislamiento, se le prohibió recibir libros, prensa o diarios, y, de manera crucial, los tribunales decidieron que no se les permitía hacer una declaración pública, a diferencia de, digamos, un asesino convicto. Así que está silenciado, guardado. Luego viene el siguiente paso, uno enorme – ha sido en más importante – de hecho, y creo que debería ser considerado como el preso político más importante del mundo hoy en día.

Luego vino el oligopolio mediático, que es bastante de derechas, una demonización de su partido, el Partido de los Trabajadores, PT. Hacia el final de la campaña, hubo un aumento masivo de demonización y mentiras en las redes sociales, lo cual fue absolutamente escandaloso. Ahí es donde la mayoría de los brasileños obtienen su, asi llamada, información.

Entonces, y asi fue. Debo decir que deberías ver los cargos contra Lula, por los cuales fue sentenciado a esta prisión y a su silenciamiento permanente. Fue acusado de una acusación en un acuerdo de culpabilidad, ya dudoso, de que le habían ofrecido un apartamento, en el que nunca vivió y para el que no tenía una llave. Bueno, está bien, eso es algo. Tal vez te den un golpecito en la muñeca. Pero lo que se hizo fue tan desproporcionado a la naturaleza del presunto delito. Y eso, dado el tiempo, deja en claro que, bastante claro, creo, que simplemente debería ser considerado como un preso político, el último paso en este golpe suave.

Debo decir que el PT le dio una oportunidad al ala derecha para llevar a cabo estas maniobras que hemos estado viendo. Lo hicieron; debemos reconocer que los años de permanencia en el cargo de Lula son lo que el Banco Mundial denominó una década dorada, un período único en la historia de Brasil en el que hubo un enorme progreso en la reducción de la pobreza y la inclusión social, nuevas oportunidades para los oprimidos. Entonces, esa es la década dorada. Eso ha sido completamente suprimido. Pero al mismo tiempo, el PT, lamentablemente, no hizo cambios significativos en el sistema estructural bajo el cual Brasil y gran parte de América Latina ha sufrido durante mucho tiempo. Las elites en América Latina simplemente no tienen responsabilidad por el bienestar del país. No pagan impuestos, exportan capital, importan artículos de lujo, son radicalmente diferentes, por ejemplo, de Asia Oriental, que se ha desarrollado con mucho menos recursos. El PT no hizo nada para cambiar esto. Tampoco hicieron nada para abrir más posibilidades para unos medios menos monopolizados que tendrían otras voces. Y, muy desafortunadamente, fueron víctimas de la corrupción que es endémica en la clase política brasileña, lo suficientemente mala, no en la medida de sus acusadores, pero lo suficientemente mala. Y todo eso le ha dado a la extrema derecha la oportunidad de llevar a cabo este proceso que acabo de describir, lo que llevó a la elección de las criaturas más maliciosas y viciosas de la actual gama de personajes bastante feos que vemos en todo el mundo.

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Cumbre Conservadora de las Américas: dichos e impacto — CELAG

Cumbre Conservadora de las Américas: dichos e impacto

Cumbre Conservadora de las Américas: dichos e impacto

I Cumbre Conservadora de las Américas
La I Cumbre Conservadora de las Américas, celebrada en Brasil, representa el espacio de confluencia de posturas ideológicas hasta hace poco consideradas marginales.

El pasado 8 de diciembre se realizó en Foz de Iguazú (Brasil) la primera Cumbre Conservadora de las Américas, que reunió a varios representantes de la derecha y la extrema derecha de la región. El encuentro, que pasó desapercibido en la prensa internacional, fue producto de la convocatoria realizada por Eduardo Bolsonaro –diputado del Partido Social Liberal (PSL)– y apoyada por el electo presidente Jair Bolsonaro (padre del convocante), quien apareció en la cumbre por medio de una videollamada.

Entre otros periodistas y académicos que intercambiaron perspectivas sobre cultura, política, seguridad y economía[i], participaron José Antonio Kast[ii] (exdiputado chileno, creador del movimiento político Acción Republicana); la senadora María Fernanda Cabal, del partido Centro Democrático; Fidel Zavala (senador paraguayo del Partido Patria Querida); Orlando Gutiérrez (representante de los exilados cubanos en Estados Unidos); así como los venezolanos Roderick Navarro y Eduardo Bittar (del grupo Rumbo Libertad).

Auspiciada por la Fundación Índigo de Políticas Públicas –asociada al PSL– y el Centro de Estudios en Seguridad, sus objetivos fueron: 1) posicionarse como un espacio de encuentro de sectores afines a la derecha en las Américas y 2) restarle valor al Foro de Sao Paulo. A pesar de que su repercusión pública fue escasa, esta cumbre marcó un precedente de voluntad unitaria de una facción política que se posiciona abiertamente en el extremo ideológico de la derecha que combate la defensa de la igualdad y los derechos humanos.

Estas posturas, que comenzaron a salir a la superficie del debate público en los últimos procesos electorales de la región y que fueron desoídas por extremistas -y reducidas inicialmente a lo anecdótico, lo folclórico e incluso lo ridículo- están empezando ya no sólo a encontrar espacios de exposición pública, sino a ser parte de una identidad internacional que se reconoce combativa del marxismo cultural, la ideología de género, el lobby gay, la inmigración ilegal (más recientemente el Pacto Mundial por la Migración de la ONU) y los gobiernos dictatoriales de Nicaragua, Venezuela y Cuba.

De las declaraciones a los hechos

El discurso oficial de la cumbre –solo edulcorado, a propósito, por la pedida de mano de Eduardo Bolsonaro a su novia en plena exposición– marca una línea clara de intervención en Venezuela, Nicaragua y Cuba: “hay que derrocar las dictaduras”, coinciden los ponentes; señala las políticas redistributivas como la esclavitud moderna y al Estado garante como un Estado gigante que sólo puede generar víctimas en las clases sociales más empobrecidas. Esta particular lucha tiene la fuerza de la unidad conservadora, que para ellos no es una coincidencia, sino una diocidencia, es decir, una suerte de milagro de dios para librar a Latinoamérica del comunismo.

La expresión abierta y sin tapujos de propuestas tan radicales que rayan en lo surrealista parte de la perspectiva de que la unión regional, bajo el liderazgo de Jair Bolsonaro, puede desatar el enjuiciamiento de los gobiernos que consideran dictatoriales, sus enemigos. Los asistentes ven en el liderazgo de Bolsonaro –padre– una oportunidad para dar un giro de timón en la región hacia la constitución de un nuevo orden de principios alineados al conservadurismo que juzgue los regímenes a los que se enfrenta.

Entre las consignas que circularon por el evento, destaca la de “exterminar” la izquierda, reiterada por el hijo de Bolsonaro y confirmada por el filósofo y astrólogo Olavo de Carvalho, quien afirmó que con la izquierda “hay que hacer lo mismo que hicieron los españoles con los aztecas”. Estas frases, que parecen pura provocación y alusión a lo políticamente incorrecto, tienen eco en otras declaraciones que sí pueden tener incidencia en procesos concretos en América Latina. El filósofo cubano Orlando Gutiérrez, del núcleo anticastrista de Miami, aseguró que “el comunismo es la muerte” a lo que Eduardo Bolsonaro respondió que el Gobierno de Brasil hará “todo lo posible para restablecer la libertad en Cuba”. Algo similar sucedió con las declaraciones del venezolano “exiliado” en Brasil, Roderick Navarro (del grupo Rumbo Libertad), convocando a Brasil a romper las relaciones con Nicolás Maduro, porque “la izquierda es la barbarie”[iii].

Los dichos y el potencial de las derechas

Lo dicho por estos “expertos” pone de relieve el lugar que buscaría ocupar el próximo Gobierno de Brasil, no sólo en la política sino en la geopolítica regional, apoyado por sectores vinculados a la militarización y el recorte de derechos económicos, sociales y políticos, sumado al acercamiento a grupos de derecha y fuerzas de seguridad de EE. UU. Un indicador del tipo de región que podría configurarse son los invitados al panel sobre seguridad de la Cumbre, cuya pertenencia institucional y trayectorias políticas muestran el modo de operar de la derecha en el ámbito de la “seguridad”, siendo preocupante la posibilidad de que logren unificarse en prácticas, más allá de las declaraciones –de cara, por ejemplo, a la delicada situación de Venezuela-.

Encabezó la lista Leonardo Giardin de Souza (promotor de Justicia del Ministerio Público de Rio Grande do Sul) coautor del libro “Bandidolatría y democidio: ensayos sobre garantismo penal y la criminalidad en Brasil” donde se explica cómo el aumento de la criminalidad ha sido favorecido por el Estado Brasileño (del PT), la academia y la teología de la liberación[iv]; Fidel Zavala, senador paraguayo, cuya principal hazaña fue el haber sido secuestrado en 2009 por un grupo guerrillero de izquierda (Ejército del Pueblo Paraguayo) y cuya existencia como tal no se corrobora más que en las noticias, pero que fue una de las excusas para la masacre de campesinos en Curuguaty y causal del golpe a Lugo[v]; el General colombiano Jorge Jerez Cuellar, que en plenas negociaciones de Paz en 2016 declaró que “el ejército colombiano le ganó a las FARC “porque nosotros somos los que vamos a quedar con los uniformes y con los fusiles, las armas de la república”[vi]; Alvaro Uribe (video conferencia), expresidente de Colombia, protagonista estelar del Plan Colombia pautado desde EE. UU., que no logró acabar con el narcotráfico pero se destacó por los abusos a los derechos humanos y la destrucción de las condiciones de vida y el tejido social en las comunidades afectadas por el Plan[vii]; Fernando Destito Francischini, delegado de la Policía Federal y diputado federal por el PSL/PR, acusado de financiar fake news para la campaña a favor de Bolsonaro[viii]

¿Derecha versus derecha?

Algunos ponentes se centraron en criticar a aquellos gobiernos que, desde la derecha, han decepcionado los enfoques de política que defienden. Es el caso de José Antonio Kast, en cuya exposición se mostró duramente crítico con el Gobierno de su otrora aliado Sebastián Piñera. Acusó al actual presidente de Chile de ceder ante la izquierda en su política de valores, apelando a la promulgación de la Ley de Identidad de Género en La Moneda; para Kast este gesto demuestra que la izquierda sigue ganando la agenda. La exigencia de “más mano dura”, incluso en un campo ideológico que ya juega con esta baza, es un reflejo del cambio de época incluso para la antigua derecha regional.

Proyección de la derecha de EE. UU.

La derecha estadounidense celebró la reunión, una suerte de “Cumbre de las Américas” abiertamente conservadora, algo que ni la dinastía Bush hubiera imaginado. El blog del exasesor de campaña de Trump y líder incipiente de la derecha internacional, Stephen Bannon, repitió satisfecho la “obligación” asumida por el próximo Gobierno brasileño, de “apoyar a grupos antiizquierda a lo largo del continente”, así como la promesa de “no abandonar al pueblo cubano”[ix].

Estas ideas no son sostenidas de modo aislado por personajes como Bannon. Buena parte del sustento filosófico bolsonariano es provisto por The Inter American Institute for Philosophy, una fundación que opera desde EE. UU., por el momento de perfil mediocre,[x] pero ahora con mayor visibilidad y proyección. Es liderada por el asesor y gurú de Bolsonaro, Olavo de Carvalho, quien vive en EE. UU. y se vincula, entre otros, con el Hudson Institute, la Fundación Atlas y la America’s Future Foundation. Destaca de las tres la Fundación Atlas, con un activo rol en el proceso del golpe contra Dilma Rousseff, a través de sus vínculos con think tanks y fundaciones brasileñas[xi]. Otro integrante de dicho instituto es Roberto Micheletti, presentado como “expresidente de Honduras», que asumió el cargo como resultado de una crisis constitucional debido al intento de Manuel Zelaya de cambiar ilegalmente la Constitución”[xii]. Así, en este tipo de fundaciones, uno de los artífices del golpe de Estado al presidente Manuel Zelaya es presentado como el salvador del Estado de Derecho en Honduras. Este perfil de Micheletti coincide con la línea de estudios del mismo Instituto, donde destaca el abordaje del Foro de San Pablo, caracterizado como la “organización comunista más ambiciosa y poderosa de América Latina en las últimas décadas”[xiii]. Bajo el paraguas de la ley y el gobierno se denuncia al marxismo cultural[xiv], se discute la teoría de la evolución de Darwin, se condena la lucha por los derechos de gays y lesbianas, y la educación sexual[xv].

Este tipo de ideas, en algún momento consideradas como abiertamente caducas o al menos pasadas de moda, han vuelto a tener visibilidad en los últimos años a través de consignas de campaña electoral, oposiciones a proyectos de ley, y un cada vez mayor protagonismo de organizaciones conservadoras y religiosas en diversos países de la región. Ahora encuentran una suerte de corolario en esta Cumbre Conservadora de Foz de Iguazú. Si bien el evento se caracterizó por cierta informalidad y falta de organización, así como su escasa repercusión mediática, es un punto de partida para una potencial unión de las derechas a nivel formal (más allá de los lazos históricos) que puede tener impacto en la geopolítica regional (por ejemplo, vía el incremento de la securitización-militarización) y en el apoyo “desde arriba” a una mayor proliferación de partidos y organizaciones de derecha a nivel continental.

La próxima edición de este foro se realizará en Cuba, entre los días 15 y 17 de julio de 2019. Se estima que, con Bolsonaro presidente y erigido en el representante de este nuevo movimiento integrador (o desintegrador) de la región, el foro irá adquiriendo más fortaleza, mientras los espacios progresistas siguen en un franco retroceso.

[i] http://www.cupulaconservadora.com.br/

[ii] https://www.youtube.com/watch?v=ZOwaJDG-gOI

[iii] https://brasil.elpais.com/brasil/2018/12/08/politica/1544308707_584980.html

[iv] http://lorotaspoliticaseverdades.blogspot.com/2017/06/prefacio-do-livro-bandidolatria-e.html

[v] https://www.alainet.org/es/articulo/173439

[vi] http://caracol.com.co/emisora/2016/09/09/manizales/1473428270_096814.html

[vii] https://www.celag.org/impactos-del-plan-colombia-otro-exito-made-in-america/

[viii] https://lula.com.br/delegado-franchischini-coordenador-da-campanha-de-bolsonaro-financiou-site-de-fake-news/

[ix] https://www.breitbart.com/latin-america/2018/12/10/bolsonaro-brazil-obligation-help-latin-america-fight-communism/

[x] https://theinteramerican.net/

[xi] https://www.celag.org/eeuu-avanza-sobre-el-brasil-de-temer/

[xii] https://theinteramerican.net/fellows/

[xiii] https://theinteramerican.net/the-sao-paulo-forum-the-most-powerful-political-organization-in-latin-america-timeline-1989-2013/

[xiv] https://theinteramerican.net/law-and-government-blog/

[xv] https://theinteramerican.net/dr-judith-reisman-commentary/

“Los europeos tenemos mucho que aprender de los latinoamericanos» | Página12

Fuente original: “Los europeos tenemos mucho que aprender de los lat… | Página12

Como siempre, recomiendo visitar el sitio del artículo original, para obtener mayor información del tema y, en este caso, para conocer el enorme trabajo periodístico de este medio independiente argentino.

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Entrevista a la antropóloga francesa Michèle Petit.
En su último libro, Leer el mundo, la investigadora recoge testimonios y experiencias de lectura transformadoras, muchas de ellas, de la Argentina. Petit aborda el tema de la transmisión cultural a los niños.

“Te presento el mundo. Te presento a aquellos que te han precedido y el mundo del que vienes, pero te presento también otros universos para que tengas libertad, para que no estés demasiado sometida a tus ancestros”. Eso es lo que dice Michèle Petit que se le está diciendo a un niño o a una niña cada vez que se le cuenta un cuento, se le repone  un relato familiar, se le leemos en voz alta o se le canta una nana. Esa transmisión cultural primera, asegura, es la que vuelve el mundo habitable, comprensible, posible de asir para el recién llegado. Y su dimensión, necesariamente, es poética. De certezas como estas, necesariamente políticas, está hecho su libro Leer el mundo. Experiencias actuales de transmisión cultural. Y por allí discurrió también la reciente visita de la antropóloga francesa a Misiones, invitada a dar la conferencia magistral del congreso “Territorios para pensar las infancias”, que se realizó en el Parque del Conocimiento de Posadas.

En su libro, Petit recoge numerosos testimonios y experiencias de lectura transformadoras, muchas de ellas, de la Argentina. Cuenta que lo escribió “como un acto de rebeldía contra el hecho de estar cada vez más obligado, si se defienden las artes y las letras (o también, las ciencias), a proveer pruebas de rentabilidad inmediata, como si esa fuera su única razón de ser”. Pero también  a partir del “hastío de los discursos de la queja que se han multiplicado en todos los ámbitos y que se oyen bastante a propósito de la lectura, las bibliotecas o la transmisión cultural”. Esta visita a la Argentina no es una más. “Con mucha gente en América latina, pero aun más en la Argentina, tengo una historia de amor. Porque yo viví en América latina en mi adolescencia, y regresar siempre es un gusto. La gente tiene una hospitalidad increíble, eso hace bien”, agradece en diálogo con PáginaI12.

“Trabajo sobre los temas de lectura, literatura, educación artística y transmisión cultural desde hace unos veinticinco años. Al principio trabajaba en Francia en contextos desfavorecidos: ambientes rurales, barrios populares, para ver la relación que la gente tenía en particular con la lectura y la literatura. En algún momento viajé aquí, me invitaron, y muy rápidamente mis estudios tuvieron gran difusión. Porque era gratificante para los mediadores, por fin algo se decía de lo que hacían”, recuerda la investigadora. “Empezaron a llamarme para que contara sobre mis estudios europeos, de Argentina, Colombia, México, etc. Se publicaron libros míos que circularon mucho. Y cada vez que daba una conferencia, la gente venía y me contaba lo que ellos hacían. Así descubrí maravillosas experiencias literarias y artísticas compartidas, armadas por gente en contextos difíciles, críticos. Empecé a interesarme mucho por eso y pensé: hay que estudiar esto, en serio. Cada vez que viajaba aprovechaba para quedarme más y hacer entrevistas con la gente que había realizado experiencias interesantes, visitaba sus talleres, seguía sus trabajos. Después escribí un libro para contar esas experiencias”, repasa el trayecto que la llevó a establecer un vínculo que se ve reflejado en sus libros.

–En sus libros aparecen relatadas muchas de esas experiencias, con nombres y lugares. ¿Es una intención explícita suya dar a conocer esas experiencias?

–Sí, me gusta hacer circular las experiencias. Porque me parece que es lo que falta. Me acuerdo que al principio me enteraba de una experiencia en tal lugar, y al día siguiente encontraba una persona que por casualidad hacía algo similar, tal vez a diez kilómetros, y muy a menudo no se conocían entre sí. Y mucho menos, se conocía eso tan valioso que pasaba en lugares más alejados, pero del mismo país. Y en Europa, para nada. Nosotros, los europeos, tenemos mucho que aprender de los latinoamericanos, de todas estas experiencias de lectura, tan diversas, que llevan adelante.

–¿Recuerda alguna en particular que considere destacable, en Argentina?

–Tantas, y no solamente de lectura, también de educación artística. El nombre que primero se me aparece es el de Mirta Colángelo, alguien que ya no está físicamente entre nosotros, desgraciadamente. Fue fascinante conocerla, me enseñó mucho. Me abrió los ojos, la mente y el corazón sobre el hecho de que la lectura y la literatura están bien, pero es lo uno y lo otro: siempre van de la mano de la observación poética del mundo. Todo lo que ella hacía, lo hacía con poesía, y con amor. Me marcó tanto que cada vez que llego a este país pienso en ella, la siento aquí. Destaco también el trabajo de Laura Devetach –que en este viaje me mandó un regalito–, y a Ani Siro, alguien que está muy cerca de ella y da talleres maravillosos, con Martín Broide, siempre combinando arte con literatura. Podría citar también el trabajo de Silvia Seoane, con Gustavo Bombini, y tantos… En todos los países de América latina a los que he viajado, hay cosas interesantes y casi siempre insuficientemente conocidas. Pero tal vez hay dos lugares que me sorprenden aun más: Colombia y Argentina. Cada vez que vengo aquí, me fascina la relación del país con la literatura, la poesía, el arte. Es subjetivo, seguramente, pero me sorprende, y no tengo la explicación. ¿Usted me la puede dar?

–No. Menos teniendo en cuenta que atravesamos una etapa de restricción en todas las áreas… 

–Y la gente sigue activa a pesar de no tener presupuestos… En el congreso de Posadas hubo más de 2300 personas inscriptas, noté mucho entusiasmo. O sea que la gente lucha para una vida más bella, más digna. Se resiste a verse ajustada a las variables de las exigencias del FMI y del neoliberalismo.

–En esto que usted ha observado hay grandes aliados en la Argentina, y son los docentes…

–Yo no estudié particularmente la escuela en la Argentina, pero me sorprende la apertura que tienen muchos docentes para tratar de hacer dialogar la emoción estética y los aprendizajes, experimentar, no quedarse en el utilitarismo a corto plazo: hay que aprender esto para esta semana, porque la currícula lo dice. No, muchos tienen una ambición, un deseo de ir por más. Sé que es un momento difícil, que sus institutos de formación están atacados, me entero por las redes sociales, por mis amigos. Sin embargo eso no los detiene, ¡al contrario!

–¿Así pensados, el arte y la literatura son formas de resistencia?

–Claro que son formas de resistencia. Esto me lleva a las palabras de su compatriota, la psicoanalista Silvia Bleichmar. Ella decía que había que luchar para no verse reducidos a puros seres biológicos. Es siempre esa cuestión: no verse reducido a variables económicas, como decíamos recién. Desde hace un par de años me paso el tiempo repitiendo que somos también seres poéticos, seres narrativos, que desde hace más de treinta mil años, mucho antes de inventar la moneda, e incluso la agricultura, hemos trazado unos dibujos, hemos pintado, hemos muy probablemente cantado. Estuvo esa dimensión. Entonces, hoy no podemos ser únicamente reducidos a un utilitarismo estrecho. No puede ser. Bleichmar también decía que no se puede decir a los niños que tienen que ir a la escuela para ganarse la vida después, eso es un discurso horrible. Para ella la escuela debe ser el lugar de recuperación de los sueños. El lugar al que se va para poder soñar un país diferente. Por eso es absolutamente fundamental que las artes y entre ellas la literatura tengan un lugar importante en esa escuela.

–Usted dice que la literatura es necesaria para presentar el mundo. ¿En qué sentido?

–Cantarle una canción a un niño, decirle un cuento, entonarle una nana, o incluso contarle unos recuerdos de una manera diferente, con palabras distintas a las del habla cotidiana, es una forma de decirle: mira, te presento el cielo, te presento el mar. En esa transmisión cultural, nosotros nombramos y presentamos el mundo a los que nos siguen. Y hacerlo con palabras poéticas, no solamente con palabras de designación inmediata de las cosas, recurrir a los relatos familiares, o a los mitos, es abrir la mirada. Si no te dieron opción a esa lengua poética narrativa, el mundo que te rodea no te dice nada. Necesitamos que el espacio nos cuente historias. Si no, no lo habitamos.

–¿Ese espacio está en riesgo hoy?

–Está en riesgo cuando muchos jóvenes se sienten excluidos. Desde luego se trata primero de una exclusión económica y social, pero a lo mejor se trate también del hecho de que no tuvieron esa transmisión. Es decir que la lengua, por la dureza de las condiciones de vida de los padres, o a lo mejor porque tuvieron que emigrar y dejar atrás lo que conocían de antes, por múltiples motivos, no estuvo ahí para presentarles el mundo. Además de la exclusión económica social, lo que les rodea no les cuenta nada, no les inspira nada, no encentran su lugar en eso. Aparece además el tema de las tecnologías, todo otro gran tema. Yo no hay que tirar a la basura las tecnologías, para nada. Pero para los niños, y de modo particular en la primera infancia, son absolutamente fundamentales esos juegos, esos cantos, esas risas compartidas, eso que pasa de un rostro al otro, de una sonrisa a la otra. Ese intercambio, que es incluso carnal, y simbólico a la vez, es insistuible.

–En su conferencia habló de la belleza. ¿Por qué?

–Me vino la curiosa idea de hablar de la belleza. Y después pensé: ¡pero qué locura, yo nunca estudié la belleza, es un tema inmenso! (risas). Traté de hacerlo, para abordar, justamente, algo de esas dimensiones fundamentales de los humanos. Con la que sin embargo tenemos una relación muy a menudo de ambivalencia: ¿y eso para qué sirve? Mi abuela decía: “La belleza no se come en ensalada” (risas). Es como si fuera algo de lujo, o un adorno. Si es un adorno, es un adorno fundamental. Por algo, más allá de nuestros recursos económicos, desde hace decenas de miles de años nos pintamos el rostro, nos arreglamos los vestidos, decoramos nuestras casas…

–¿Cómo ve el presente de su país?

–El presente de mi país nos da a todos preocupaciones, algunas veces nos da vergüenza. Por ejemplo cuando veo lo que pasó con el barco con los migrantes, el modo en que Macron y muchos miraron para otro lado, y el modo en que muchos otros los aplaudieron. Me alegro de que en muchas ciudades de Italia haya manifestaciones en contra. Pero en Francia no ha habido gran respuesta, la gente no se muestra dispuesta a enfrentar esa situación. Yo voté por Macron, era él o la extrema derecha, pero lo que pasa actualmente, es un escándalo.

De nuevo: aún en este infierno, hay gente que trata de hacer algo para construir un mundo más amigable y habitable. Conozco gente que ofrece talleres de dibujo o de fotografía con niños migrantes, gente que sigue intentando relacionase de otra manera. Mientras los gobiernos solo tienen como respuesta a la policía, esta gente se relaciona de manera humana.

El peligro de confiar en la CIA | Opinión | Página12

Fuente original: El peligro de confiar en la CIA | Opinión | Página12

Desde Río de Janeiro

El veterano, sagaz y brillante Leonel Brizola, figura emblemática de la izquierda brasileña, solía decir que uno –uno– de los problemas de los golpistas latino-americanos era su confianza en Washington y, muy especialmente, en la CIA. ‘No saben, o parecen no saber’, decía Brizola, ‘que luego se pasan los años y ellos abren sus archivos. Y entonces todo lo podrido que armaron salta a la luz del día’.

Es exactamente lo que se pasa en Brasil en estos días de tumulto e incertidumbre. Un investigador de la muy prestigiada y prestigiosa Fundación Getulio Vargas, Matias Spektor, examinó archivos de la CIA que, en realidad, habían sido desclasificados en 2015. Y entre otras preciosidades descubrió un telegrama enviado en 1974 por el entonces director-general de la CIA, William Colby, al todopoderoso secretario de Estado, Henry Kissinger.

“Ha sido el documento más perturbador que he encontrado en veinte años de investigación”, dijo Spektor, que también es periodista. La razón de ser tan perturbador: en el informe, Colby dice que el entonces general dictador, Ernesto Geisel, no solo sabía de las ejecuciones y asesinatos ocurridos en los sótanos de la dictadura, sino que los autorizó. Y más: puso la decisión de aprobar los asesinatos en manos de otro general, João Baptista Figueiredo, que lo sucedería (foto) y sería la figura que saldría por los fondos del palacio de gobierno para no entregar la presidencia a un civil, como ocurrió en 1985. El penúltimo y el último dictador, ambos fallecidos, tenían la palabra final sobre el destino de los opositores. Geisel, además, fue claro: solo se podría autorizar la muerte de “subversivos efectivamente peligrosos”. ¿A quién le tocaría la responsabilidad de determinar quién era y quién no? Al entonces jefe de inteligencia, Figueiredo.

Se derrumba, así, la farsa de que Geisel era un ‘legalista’, y que ‘eventuales abusos y desviaciones’ eran debidos a los cuadros medios o inferiores de las fuerzas armadas.

La verdad verdadera es que, para los que vivieron aquellos años de horror y barbarie, de terrorismo de Estado y de noches sin luz, lo que ahora se comprueba no llega a ser exactamente una novedad. La novedad es que nunca hubo ninguna confirmación concreta. Dicen los militares brasileños que todas las ‘comunicaciones sigilosas’ de la dictadura fueron destruidas, ‘acorde a las instrucciones entonces vigentes’. Pero informes del director de la CIA al poderosísimo Kissinger fueron preservados.

Los grandes y hegemónicos medios de comunicación brasileños, todos cómplices y beneficiarios de la dictadura, trabajaron en conjunto para construir la imagen de Geisel como un general austero, determinado a terminar con los tiempos de horror y abrir camino para una transición pacífica a la democracia. Figueiredo, el sucesor, sería un tipo campechano, dado a explosiones de humor pero en el fondo un buen tipo, que cumplía con responsabilidad la misión recibida por Geisel, es decir, la transición.

Nada. Fueron dos canallas perversos, a ejemplo de sus antecesores. Luego de la determinación de Geisel, al menos 89 brasileños fueron muertos o desaparecidos. Es decir, muertos o muertos.

La gran farsa alimentada por la prensa encargada de anestesiar e idiotizar a las clases medias de mi país, a las generaciones que vinieron después de la mía, persistió y persiste.

Hubo una ley de amnistía, decretada en 1979 por el entonces dictador, el general Figueiredo. Siempre se dijo que era lo posible de alcanzar en aquel periodo conturbado. Que Figueiredo, al amnistiar los dos lados –es decir, los que se oponían a la dictadura y a los terroristas de Estado– trataba de calmar a sus colegas de uniforme.

Nada: trataba de amnistiarse a sí mismo.

Lo más brutal de todo eso es que Brasil sigue siendo el único –el único– país de nuestras comarcas que jamás castigó a los que cometieron crímenes de lesa humanidad. Ninguno de los violadores, torturadores, secuestradores, asesinos, fue punido. Ninguno.

Hace algunos años, en plena democracia, la corte suprema de mi país, en un gesto de extrema cobardía e indecencia, convalidó la ley de amnistía, asegurando impunidad a los represores que siguen vivos.

Mucha razón, también en eso, tenía Brizola. No se debe confiar en la CIA. Para empeorar el cuadro, Spektor avisa que hay mucho, mucho más en los archivos que serán abiertos en los próximos meses.

Ninguna farsa dura eternamente. Lo tenebroso es saber que, en Brasil, la impunidad permanecerá intacta.

Lula da Silva a Correa: «La élite de América Latina no quiere democracia»- Videos de RT

Fuente original: Lula da Silva a Correa: «La élite de América Latina no quiere democracia»- Videos de RT

En esta nueva edición de ‘Conversando con Correa’, el expresidente de Ecuador dialoga con Lula da Silva, expresidente progresista de Brasil y líder del Partido de los Trabajadores. La conversación entre ambos profundiza en las dificultades históricas y políticas que han afectado a América Latina –en especial en su relación con EE.UU.– y en su necesidad de seguir luchando para mantener la dignidad social frente a cualquier intento de sometimiento.

Este encuentro entre Luiz Inácio Lula da Silva y Rafael Correa es también el encuentro entre dos expresidentes latinoamericanos progresistas, lo cual propicia, ciertamente, una lectura compartida del presente político basada en la experiencia directa de los problemas políticos de la región.

Correa recibe a Lula con una pregunta introductoria tan amplia como indispensable. Después del fulgurante progreso de Brasil durante los gobiernos progresistas del Partido de los Trabajadores (PT), de su éxito indiscutible en la reducción de los niveles de hambre y de pobreza, y de la considerable estabilidad democrática alcanzada en ese periodo, sobreviene la injusta «defenestración» sufrida por los dirigentes del PT: la persecución política de Lula y el ‘impeachment’ de Dilma Rousseff «basado en calumnias», tal como señala el propio Correa. En añadidura, los dirigentes actuales aparecen salpicados por casos de corrupción al más alto nivel. «¿Qué ocurre con nuestro querido Brasil?», pregunta Correa.

«Brasil lo tenía todo, para estar consolidando su democracia –explica Lula–. Todo empezó muy bien, hasta que empezaron las manifestaciones del 2013». En opinión del expresidente brasileño, su país «estaba en una posición privilegiada, formaba parte de los BRICS, se había convertido en un protagonista internacional, y creo que los estadounidenses no estaban acostumbrados a ver cierta independencia por parte de América Latina».

«En todo caso, los logros fueron extraordinarios», apunta Rafael Correa, que considera «desconcertante» el rumbo posterior de los acontecimientos, y lamenta que «el resto de América Latina y el resto del mundo mirase hacia otro lado» ante las injusticias cometidas en Brasil contra el Partido de los Trabajadores.

Los intereses de las élites… dentro y fuera de Brasil

Por su parte, Lula ofrece una versión de los hechos clara y sencilla: «La élite brasileña nunca ha aceptado el hecho de que yo haya optado a favor de América del Sur». El líder del PT asume que «Brasil era un país que estaba de espaldas a América del Sur; no miraba hacia África sino miraba directamente hacia EE.UU. y la Unión Europea». «Yo decidí cambiar eso», asevera.

«Estoy convencido –continúa Lula– de que hay un vínculo entre los intereses de la élite brasileña y los de la élite extranjera, sobre todo la de EE.UU». El expresidente brasileño asegura que «muchas veces no conseguimos comprobar cosas en el mismo período que ocurren, pero hoy ya tenemos pruebas de que el Ministerio Público de Brasil está recibiendo instrucciones del Ministerio Público de EE.UU«. «Hay una combinación de intereses de la élite de países como EE.UU. y los de la élite brasileña», añade Lula.

En cualquier caso, el político brasileño se muestra convencido de que «a EE.UU. no le interesa una América Latina independiente, no le interesa una América Latina con soberanía, y mucho menos interesa que un país con el tamaño de Brasil tenga influencia en las decisiones de América Latina».

Estas reflexiones son congruentes con la visión geopolítica de Lula da Silva, que en un momento de la entrevista llega a afirmar que «la élite brasileña no está acostumbrada a la democracia; más que eso, creo que la élite de América Latina no quiere democracia».

Autocrítica y ganas de luchar

Lula admite que «nosotros también hemos cometido errores, que nos dejamos llevar por la euforia, por las cosas que fuimos capaces de hacer, y por eso no se tuvo tanto cuidado en la organización del país». En ese sentido, lamenta haber perdido una oportunidad de «consolidar el bloque del Sur», y reconoce directamente que «no se consolidó».

Correa, por su parte, llama la atención sobre la existencia de un «libreto» de acción política que «se aplica en varias partes de latinoamérica» y conlleva «la persecución de los políticos progresistas» y en no pocas ocasiones su «linchamiento mediático», mientras los políticos conservadores parecen gozar de una suerte de impunidad.

Lula, sin embargo, no está dispuesto a rendirse: «me quedaré aquí y lucharé. Lucharé porque cuento con el apoyo de una parte de la sociedad organizada y muy fuerte, con la participación de estudiantes», asegura, y añade que quiere convertir a Brasil en «un país que trabaje para el crecimiento conjunto de las naciones, un país que vaya con la cabeza erguida defendiendo los pueblos oprimidos del mundo».

A su favor juega, sin duda, su buena disposición: «A mis 73 años tengo la energía de alguien de 30 años y las ganas de pelear de alguien de 20», asegura Lula.

Durante este encuentro, entre Rafael Correa y Lula da Silva profundizan también en otras cuestiones de actualidad y de gran interés, que podrán ver en el video del programa que les ofrecemos aquí en su totalidad.

 

¿Existe una nueva derecha en América Latina? — CELAG

@barbaraestereo
@Ava_GD

El avance de los gobiernos neoliberales desde la segunda década del siglo XXI, ya sea por la vía de procesos electorales o por la activación de golpes en contra de la institucionalidad -como sucedió en Brasil y Paraguay-, ha hecho resurgir en el imaginario colectivo y, en particular, en el entorno de los analistas y especialistas de la política, la idea del retorno de la derecha política al poder, desde una perspectiva de “fin de ciclo” de los gobiernos progresistas latinoamericanos.

Y es que los líderes latinoamericanos, que sustituyeron gobiernos de corte progresista por vías democráticas o a punta de golpes de Estado, manifestaron en una y otra ocasión estar en las antípodas de discursos innovadores y políticas progresistas. Así, recordando el decálogo de los años ´90, Temer ha establecido en Brasil una actividad orientada a la articulación de un discurso favorable y acorde con las políticas de ajuste fiscal, reformas laborales y previsionales que contraen derechos, represión de la protesta social y privatizaciones. En Ecuador, desde que Lenín Moreno llegó al poder de la mano de Alianza PAÍS y Rafael Correa, ha hecho lo posible por desmarcarse del ejercicio progresista de su antecesor, articulando y desarrollando estrategias de acercamiento a la vieja política, por medio de –entre otras acciones– un Referéndum Constitucional con el que buscó reestructurar el sistema político basándose en el acercamiento a los poderes económicos y políticos tradicionales, así como a sus medios de comunicación. Por su parte, Horacio Cartes, el presidente empresario del Partido Colorado en Paraguay, está en la recta final de un Gobierno de amplios ajustes en todos los sectores sociales, que han impactado en el aumento de la pobreza y la desigualdad.

Argentina, un híbrido entre lo nuevo y lo viejo

Mauricio Macri en Argentina logró instalar la percepción de que existe un nuevo tipo de político innovador, que articula en sus luchas políticas las concepciones de una sociedad cosmopolita con jóvenes interconectados en la “Aldea Global”, cuya pirámide de necesidades “New Age”, los hace ser parte de un target muy diverso. Esta perspectiva de “la nueva política” de Cambiemos, ha servido también para que los consultores de la nueva derecha enarbolen sus banderas y se posicionen (convirtiéndose en best sellers y en estrellas de la asesoría política) en todos los rincones de América Latina. Pero ¿cuál es el impacto su impacto en América Latina? más allá de Macri, con todas las dudas que puede suscitar llamar a su discurso “de renovación”.

El caso de Argentina fue utilizado de arquetipo por José Natanson para definir el nuevo estilo de la denominada “nueva derecha”. Natanson encuentra diferencias sustanciales del macrismo con otros gobiernos neoliberales “clásicos” cuya máxima expresión fueron los presidentes latinoamericanos de la década del ´90. Fundamentalmente en cierta construcción hegemónica, gracias a la acertada elección de formas y targets que el Pro y Cambiemos le endosaron a la política[1].

Analizaremos punto por punto cada una de las características de la novedad, o más bien de un nuevo híbrido, en el que  lo nuevo que no termina de nacer y lo viejo que no termina de morir.

1. La profesionalización de la campaña política

Con las campañas políticas ha pasado lo mismo que con los negocios, han encontrado en las nuevas tecnologías informáticas terreno fértil para vender desde productos hasta ideas. En este sentido, Cambiemos ha logrado medir los tiempos, los modos y las formas. Si antes el problema era la falta de información hoy la desinformación es producto de la sobrecomunicación. Ya no son sólo los medios de comunicación, aunque la visualidad se imponga y confluya en los grandes medios de comunicación, “cada muro es un mundo”.

De la misma forma en que las empresas compran información para saber el comportamiento de sus usuarios y crear mejores estrategias de venta, la política ha desarrollado un mercado de propaganda política, desde la masificación de líderes políticos en redes sociales, hasta ejércitos de perfiles anónimos denominados “trolls” que logran imponer tendencias en redes. Este tipo de estrategia agresiva de venta se encuentra en las antípodas de toda la cultura política previa.

La innovación y las campañas en redes sociales llegaron para quedarse, todos los partidos políticos competitivos -aunque rezagadamente- se han adaptado y cuentan hoy con perfiles y circulación en redes –especialmente los comentarios polémicos en twitter- y presencias en programas de T.V. En este punto la derecha ha sabido capitalizar las nuevas tecnologías y establecer una ventaja, interpretando la modernidad en clave simmeliana[2], con el predominio de la forma por sobre el contenido.

2. Política económica

En cuanto a la política económica, presenta diferencias y similitudes con la década de los ´90. En primer lugar, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Presidencia se mantuvieron el carácter estatal de los servicios públicos, aunque con sucesivos aumentos de tarifas y la baja en las jubilaciones mediante la polémica reforma previsional. Pese a ello, hasta ahora su política no ha sido la de privatizar, es decir no ha presentado una política antiestatista -aunque sí de recorte al gasto público- pero es posible que ante la inviabilidad de seguir tomando deuda sea una opción[3].

Los despidos masivos, son asunto complejo ya que no fueron de una vez sino en sucesivas oleadas. Solo durante el mes de enero de 2018 el Centro de Economía Política Argentina (CEPA)[4] ha registrado un total de 6.639 despidos y suspensiones en todo el país. Cifra que representa casi el doble que la registrada por el mismo organismo en enero de 2017 (3.692 casos) y también en diciembre 2017, donde se contabilizaron 3.346 despidos. En el desglose de los casos mencionados, casi el 60 % de los despidos corresponde al sector público y se concentran en los organismos descentralizados de la administración. Mientras tanto, el viraje hacia la supremacía del sector financiero arroja por la borda a los trabajadores del sector privado.

3. Local Vs. Público

Sin lugar a dudas la verdadera novedad de Cambiemos se desarrolló en su gestión en la Ciudad de Buenos Aires, donde logró imponer un imaginario de administración eficiente y moderada, modernizando la política de transporte, la oferta cultural y el mejoramiento de espacios verdes y plazas[5]. En este sentido, tampoco presenta una innovación dado que el concepto de Alcaldización de la política[6] da cuenta de cómo en el caso chileno el régimen militar logró reformular la política, sacándola de sus escenarios históricos y trasladándola a los espacios micro –comunas–, donde transcurría la vida cotidiana de las personas, hecho que constituía una nueva institucionalidad y formaba parte del proceso de resocialización del pueblo chileno emprendido en 1973.

4. Escenificación de la política

Natanson señala un aspecto clave, el discurso de la cultura del trabajo enarbolado por lo que denomina “herederos meritocráticos”. En cuanto a su Gabinete de ministros, destaca la presencia de outsiders nuevos en la política como el actual Jefe de Gabinete, Marcos Peña, politólogo (Universidad Torcuato Di Tella). Sin embargo la coexistencia con miembros de la política tradicional como Patricia Bullrich, quien ejerció como secretaria de Política Criminal y Asuntos Penitenciarios en los años 1999 y 2000, fungiendo también como ministra de Seguridad Social en los años 2000 y 2001, en vísperas del estallido social. En el mismo sentido Horacio Rodríguez Larreta, el Jefe de Gobierno porteño, no sólo pertenece a la aristocracia argentina sino que se ha desempeñado largamente en el ámbito público[7]. La novedad es la incorporación de CEOS ejecutivos del sector privado, quienes se sumaron –incompatibilidad de intereses mediante- al sector público, tales como Guillermo Dietrich o Guillermo Aranguren[8]. Sin embargo, este hecho no ha tenido mayores repercusiones en la opinión pública en parte porque la política puede consumirse como una representación de la realidad y no la realidad en sí misma. El mejor ejemplo en este sentido lo constituye la escenificación del timbreo, ficción diseñada para parecer espontánea e informal, pero al ser una ficción bien lograda consigue el mismo efecto –apelar a sentimientos, sensación de escucha y, una vez más, cotidianeidad- homologando al ciudadano con el vecino y bajando la carga política.

 5. Hegemonía cultural

Sin duda su gran logro es la apelación a una idiosincrasia New Age, una identidad global e individualista con preocupaciones ecológicas y ávidas de cuidado de uno mismo. Estos ciudadanos que adscriben a hábitos saludables   ven con buenos ojos la revalorización de lo cotidiano y lo “normal” ante lo que consideraban como una exaltación de la política por parte del kirchnerismo. “La gente quiere estar tranquila” –léase que aspiran a disminuir la centralidad de la política en su cotidianeidad-. En este sentido, suscribe a una “renovación modernizante” frente al sacrificio totalizante que le proponía como modelo de vida el Gobierno anterior.

Por último, además de la estrecha relación en términos económicos, en lo concerniente a la esfera cultural y de construcción de sentido, Cambiemos ha tenido gestos de condescendencia para con la última dictadura militar[9] [10]. Desde declaraciones oficiales negacionistas hasta el beneficio de la prisión domiciliaria a ex represores[11], sin olvidar el retorno a una política de mayor represión. En este aspecto, poca es la diferencia con políticos como Pedro Pablo Kuczynski (PPK) –quien otorgó la prisión domiciliaria nada menos que al ex dictador Alberto Fujimori-, a la reivindicación de Alfredo Stroessner por parte del candidato del Partido Colorado Mario Abdo Benítez –hijo del ex secretario privado del dictador-, de los festejos con el busto de Pinochet ante la victoria de Sebastián Piñera[12] o los elogios a la dictadura brasileña que profesara Jair Bolsonaro, candidato presidencial que se ubica en segundo lugar de preferencias, por debajo de Lula da Silva.

A modo de conclusión

En su mayoría, los nuevos gobiernos de la derecha regional no desarrollaron un cambio radical en sus discursos y tampoco en los articulados legislativos. En todo caso, hicieron un ejercicio de réplica de procesos de ajuste provenientes de finales del siglo XX. La oleada del discurso progresista impactó en menor medida en los países que mantuvieron regímenes políticos continuistas como México, donde el PRI de Enrique Peña Nieto se mantuvo firme en su enfoque de políticas neoliberales, al igual que Santos en Colombia, cuyo salto a la paz se convirtió en una nueva oportunidad para amplificar el proceso de apertura económica del país. Finalmente PPK, quien comenzó su mandato buscando apelar al apoyo de una derecha más liberal que conservadora en Perú, se encontró con un entramado mucho más conservador que el imaginado. Para subsistir no pudo recrear imaginarios globalizados como en el caso argentino, sino que desempató la grieta más honda que polariza al país -la misma que lo convirtió en presidente- inclinándose por el poder real mediante el indulto a Fujimori[13].

Ni los regímenes continuistas ni los rupturistas asumieron un cambio del eje discursivo ni tampoco una nueva forma de “hacer política”. Sin embargo, el halo del cambio sí está presente en algunas campañas, pero con poca permeabilidad en el electorado más conservador, que parece movilizarse masivamente ante posiciones “duras” en torno a la familia, el aborto, la denominada “ideología de género” y, que generalmente, están articulados en torno a actividades eclesiásticas. Un caso ejemplar es el de Costa Rica[14], en donde el líder político Fabricio Alvarado, candidato presidencial del partido de corte religioso–conservador, Restauración Nacional, ganó la primera vuelta de las recientes elecciones del país centroamericano.

Ahora bien, es cierto que en Argentina Cambiemos logró imponer una lectura de época por sobre la épica de la gestión anterior, más la época no es homogénea y su estrategia triunfal no es necesariamente extrapolable a la política latinoamericana en su conjunto. En parte porque el pentecostalismo ha logrado un gran arraigo en el imaginario social de grandes sectores y ha fortalecido la visión de una sociedad con valores conservadores: familia, trabajo e iniciativa privada[15] [16].

No se trata de que hoy –a diferencia de los contextos de dictaduras de los años ´70/´80– las derechas sean más democráticas por convicción, sino tal como sostiene Guillermo O´Donnell, las burguesías nacionales atraviesan períodos contingentes en los que pueden coincidir con la democracia. Actualmente, en los casos en que las derechas han tenido un largo rol opositor (Argentina, Ecuador, Bolivia, Brasil y Venezuela) han  logrado articular un discurso consensualista que intenta presentarse como “post-ideológico”, apelando a “los problemas de la gente”. En cambio, en otros casos donde la derecha  ha gobernado sin interregnos progresistas, las derechas no han tenido la necesidad de reactualizar -en términos generales- ni sus discursos ni sus políticas, por el contrario han consolidado su posición.

[1] Sobre el carácter “democrático” Martín Granovsky ha problematizado el concepto en su artículo ¿Derecha democrática? desde una perspectiva de democracia plena y no meramente electoralista. Sobre este punto más en: http://www.celag.org/hablamos-cuando-hablamos-democracia/

[2] Simmel, Georg; con prólogo de Carlos Astrada.  El conflicto de la cultura moderna, 1a ed. – Córdoba : Universidad Nacional de Córdoba; Encuentro Grupo Editor, 2011. En: https://rdu.unc.edu.ar/bitstream/handle/11086/1164/El%20conflicto%20de%20la%20cultura_Simmel.pdf?sequence=3&isAllowed=y

[3] http://www.celag.org/elecciones-argentina-rol-la-economia-la-politica-la-victoria-pro/

[4] https://gallery.mailchimp.com/e9c6f62a4dc825f6a9dab4e88/files/66b0b87b-9928-4763-b5bc-f0bb928362cc/Informe_laboral_enero_2018_CEPA.pdf

[5] http://www.celag.org/blancas-prolijas-y-seguras-ciudades-derechas/

[6] Valdivia, V. y Fritz, K. La alcaldización de la política: los municipios en la dictadura pinochetista. Santiago de Chile: LOM Ediciones, (2012).

[7] Horacio Rodríguez Larreta fue nombrado gerente general de la ANSES (Administración Nacional de la Seguridad Social) en 1995 y subsecretario de Políticas Sociales en la Secretaría de Desarrollo Social en 1998. En noviembre del año 1999, fue designado interventor del Programa de Atención Médica Integral, dependiente del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados. Durante su gestión, el 29 de julio de 2000 se suicidó el reconocido cardiocirujano René Favaloro, entre otras razones, debido a la millonaria deuda que el PAMI mantenía con su fundación. Asimismo, el ministro de Trabajo Jorge Triaca es hijo del dirigente gremial y político Jorge Alberto Triaca, quien había encabezado el mismo Ministerio entre 1989 y 1992.

[8] Más información en: http://www.celag.org/cartel-ministerial/

[9] http://www.celag.org/cronica-de-una-venganza-anunciada-por-barbara-ester/

[10] http://www.celag.org/del-nunca-mas-al-2×1-los-ddhh-en-argentina/

[11] http://memoria.telam.com.ar/noticia/organismos–la-libertad-de-etchecolatz-es-un-limite_n8335

[12] https://www.publimetro.cl/cl/noticias/2017/12/17/festejan-triunfo-de-pinera-con-busto-de-augusto-pinochet.html

[13] http://www.celag.org/peru-la-noche-los-indultos/

[14] http://www.celag.org/alvarado-proximo-presidente-costa-rica/

[15] http://www.celag.org/iglesias-evangelicas-poder-conservador-latinoamerica/

[16] http://www.celag.org/la-re-espiritualizacion-la-politica/

Fuente: http://www.celag.org/existe-una-nueva-derecha-america-latina/amp/?__twitter_impression=true

Los grandes grupos económicos de América Latina.

Por @paquinonez

Durante un largo tiempo, los grandes grupos económicos han sido la forma de organización corporativa dominante en América Latina. Tal como menciona Grosse (2007), estos grupos se caracterizan por estar controlados por un pequeño número de inversores – típicamente por una o dos familias- y por lo ampliamente diversificadas que se encuentran sus actividades.

En la región, los grandes grupos económicos dominan buena parte de las industrias nacionales, exceptuando el sector de hidrocarburos, donde las empresas estatales tienden a ser predominantes. Además, la influencia de estos grupos y de las multimillonarias familias que, por lo general, están tras de ellos, trasciende el ámbito económico e incide directamente en las decisiones políticas que se adoptan en sus países.

Si echamos un vistazo al ranking de las mayores empresas de América Latina en 2014 encontraremos que dieciséis de las veinticinco mayores empresas de la región, pertenecen a grandes grupos económicos locales. A su vez, estos grupos están controlados mayoritariamente por individuos o por ciertas familias. La mexicana América Móvil, por ejemplo, cuarta empresa más grande de la región en 2014 (detrás de tres petroleras estatales), pertenece al grupo Carso, controlado por Carlos Slim, uno de los diez hombres más ricos del mundo. El grupo Carso controla, además, empresas en el sector comercial, industrial, aeronáutico, de telecomunicaciones, entre otros. La brasileña JBS Friboi, líder en la venta de carne y sexta en el ranking regional, es controlada por la familia Batista a través del grupo JBS. La argentina TECHINT, que opera en el sector siderúrgico y de metalurgia y que es duodécima en el ranking, es controlada por Paolo Rocca. En Chile, Empresas Copec, decimoquinta en el ranking regional, es controlada por la familia Angelini, a través del grupo del mismo nombre.

Pero el capital de los grandes grupos económicos de la región no solamente se concentra en la industria o en el comercio, sino también en el sector financiero y en el sector de la comunicación (entre otros). Por ejemplo, de los veinticinco mayores bancos de la región, según el listado de América Economía para el año 2017, doce son de propiedad privada local, mayoritariamente en manos de grandes grupos económicos. El banco brasileño Itaú, por ejemplo, que es el banco privado más grande de América Latina, pertenece al grupo Itaúsa, con participación en el sector inmobiliario, financiero, químico, entre otros. A su vez, el grupo Itaúsa es controlado mayoritariamente por dos familias: Setubal y Villela. En México, el banco privado más grande, Banorte, pertenece al Grupo Financiero Banorte, controlado en buena parte por la familia Gonzalez Barrera.

Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de América Latina. De hecho, el que una notoria cantidad de empresas estén controladas por grupos locales, usualmente familiares, ha sido observado en algunas partes de Europa, Asia y otras regiones del mundo, como lo señalan Faccio y Lang (2002) y Morck, Wolfenzon y Yeung (2005). Una causa probable para ello es que los mercados de capitales no están tan ampliamente desarrollados en estos lugares como sucede en países como Estados Unidos.

Adicionalmente, en América Latina, al igual que en otras regiones en vías de desarrollo, el financiamiento para nuevos emprendimientos suele provenir de la propia riqueza familiar de los empresarios. Esta situación, que tiende a persistir, pone límites a la entrada de nuevos competidores, ocasiona la aparición de monopolios y permite la expansión de los grupos económicos a otros sectores diferentes a aquellos en los que se iniciaron.

Este problema, si bien es parcialmente ocasionado por la desigualdad estructural que ha caracterizado a América Latina desde tiempos de la colonia, contribuye también a reforzar la misma. El problema se agrava cuando consideramos que los extremos niveles de desigualdad de renta y de riqueza en la región son una amenaza sobre el crecimiento sostenible, sobre la cohesión social y representan un serio desafío a la democracia. De hecho, el que existan altos niveles de concentración de riqueza implica que también existan altos niveles de concentración de poder político en la región.

La influencia de los multimillonarios y de los grandes grupos económicos en América Latina se extiende, por tanto, mucho más allá de la esfera económica. Hay una gran variedad de casos en que muchos de los grupos económicos más poderosos de la región han utilizado su poder para incidir en las decisiones políticas nacionales, para obtener protección gubernamental o para acceder a información privilegiada. Sus medios de comunicación suelen ser usados para promover sus intereses y su posición privilegiada para defender su statu quo. Pese a todo ello, llama la atención el hecho de que muy pocas de las empresas de propiedad de estos grupos destaquen en el listado de las más grandes a nivel global.

Origen: http://www.celag.org/los-grandes-grupos-economicos-america-latina/amp/?__twitter_impression=true

«Trump no es nada más que el resultado de la brutalidad capitalista que el ‘Che’ tanto repudiaba»- Videos de RT

El periodista y escritor Jon Lee Anderson analiza en ‘Entrevista’, de RT, las transformaciones del periodismo en el momento presente y la actualidad internacional, deteniéndose en EE.UU. y América Latina. A su juicio, vivimos un «tránsito entre los viejos y los nuevos medios», donde el periodismo digital «empieza a ir a fronteras desconocidas«. «Cada semana hay un brote de una gestión periodística nueva que resulta genial buscando nuevas formas de llegar a las audiencias», afirma.

No obstante, el periodista reconoce que se vive una situación «muy accidentada desde el punto de vista económico», donde además «la inmediatez y la superficialidad tiende a llevar la batuta en el ámbito político y mediático». Para Anderson es necesario «rectificar ese rumbo tanto en los medios como en la política».

El ‘Che’ y Trump

Anderson, que es biógrafo de Ernesto ‘Che’ Guevara, considera que el revolucionario argentino-cubano «es el referente máximo para los rebeldes del mundo». Y explicó que «intentó cambiar el mundo y llegó bastante lejos», por eso hoy «su legado deja presente que puede suceder».

Por otra parte, el periodista asegura que si el argentino todavía estuviera vivo seguramente «defendería a la Revolución Cubana», aunque «en privado –como antes– tendría sus diferencias». Además, en opinión de Anderson, Guevara estaría «tan espantado como nosotros con el mundo moderno pero diría, señalando con el dedo, a EE.UU.: ‘Se lo dije‘», puesto que Donald Trump es «el resultado final de toda esa brutalidad capitalista que el ‘Che’ tanto repudió hace 50 años».

En relación al restablecimiento de las relaciones entre Washington y La Habana, el escritor no cree que Trump sea «capaz de ejercer un diálogo normal con nadie». Y aclaró que no lo dice desde «un punto de vista ideológico», sino porque el inquilino de la Casa Blanca «es simplemente un impresentable».

La izquierda y el progresismo en América Latina

Finalmente, el periodista estadounidense se refiere al avance de la derecha en distintos países latinoamericanos en los últimos años, lo cual ha cambiado el panorama regional. «Hay un momento de arrinconamiento, de eclosión de la izquierda, pero no lo veo como permanente», asevera. Es un momento para que la izquierda «recapacite, se mire bien en el espejo e intente volver al poder donde ha perdido con nuevas alianzas y quizás una nueva retórica y nuevos métodos».

Desde la perspectiva del escritor, una de las «grandes flaquezas» que tuvo parte de la izquierda es que llegó al poder «para administrar el capitalismo«. «Hicieron pactos de connivencia y alianzas con corporaciones capitalistas y en algunos casos se los tragaron y se corrompieron», concluye Anderson.

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